Informaciones
Psiquiátricas
2017 - n.º 228
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en sujetos ancianos (1, 2). El debut de un
trastorno depresivo tras los 60 años no es
infrecuente, aunque la mayoría de depresio-
nes graves que aparecen a partir de la sexta
década de la vida suelen ser recurrencias en
pacientes con historia previa de trastorno
afectivo. La tendencia a las recaídas y a in-
crementar la resistencia al tratamiento en
subsecuentes episodios puede caracterizar
el curso de la depresión mayor en los an-
cianos, si bien el pronóstico en cuadros no
complicados ni asociados a otras comorbili-
dades no difiere del de pacientes más jóve-
nes (3,4). La depresión en personas de edad
avanzada puede caracterizarse por manifes-
taciones clínicas particulares, como son una
menor frecuencia de síntomas psicológicos y
mayor de alteraciones psicomotoras, ya sean
en forma de agitación o inhibición marca-
da, ansiedad, disforia, síntomas vegetativos
prominentes con trastornos del sueño y cam-
bios en el apetito y peso, apatía, síntomas
cognitivos y quejas somáticas. Estas carac-
terísticas en la presentación clínica, en la
que pueden predominar síntomas inespecí-
ficos que se solapan con cuadros somáticos,
pueden contribuir al infradiagnóstico de la
depresión al que asistimos en el anciano. Las
dificultades en el diagnóstico, que se com-
plica en aquellos casos que asocian síntomas
cognitivos, se unen a los retos que implica el
tratamiento, ya que con frecuencia tratamos
pacientes polimedicados y vulnerables a las
interacciones y reacciones adversas medica-
mentosas. Las consecuencias de la depresión
en el anciano se amplifican si consideramos
los efectos negativos bidireccionales sobre
la evolución de procesos somáticos comór-
bidos y las elevadas tasas de suicidio que se
dan en esta población (1).
Las herramientas terapéuticas de las que
disponemos para el tratamiento de la de-
presión en el anciano, incluyendo mono-
terapia y estrategias de asociación com-
prenden fármacos antidepresivos, terapias
físicas como la terapia electroconvulsiva
(TEC) (5), varias formas de psicoterapia
y otras intervenciones terapéuticas como
programas de ejercicio físico, estimulación
multisensorial, etc.
Consideraciones generales
en la elección de fármacos
antidepresivos en el anciano
A la hora de abordar el desafío de elegir
un tratamiento antidepresivo en el paciente
anciano deberá tenerse en cuenta el subti-
po o perfil sintomático predominante de la
depresión, la presencia de enfermedades
médicas concomitantes, los cambios farma-
codinámicos y farmacocinéticos asociados al
envejecimiento, tanto los fisiológicos como
aquellos que pueden aparecer secundarios a
otras enfermedades y tratamientos, así como
factores psicosociales y de vulnerabilidad
personal que puedan comprometer la cum-
plimentación y la respuesta al tratamiento
elegido.
Entre las modificaciones farmacocinéticas
a considerar en los ancianos encontramos
cambios en la absorción y la distribución
de agentes farmacológicos, así como una
disminución del aclaramiento hepato-renal.
En cuanto a aspectos farmacodinámicos, en
población anciana encontramos mayor ten-
dencia a presentar hipotermia, hipotensión
postural y en general efectos sobre el siste-
ma nervioso central (SNC).
Con el objetivo de diagnosticar y monito-
rizar adecuadamente las reacciones adversas
que pueden presentar los pacientes mayores
bajo tratamientos antidepresivos, es relevan-
te recordar que las reacciones adversas me-
dicamentosas en pacientes de edad avanzada
¿ANTIDEPRESIVOS JÓVENES PARA PACIENTES ANCIANOS?