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Informaciones
Psiquiátricas
2020 - n.º
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De la terapia familiar, comprende la psico-
sis en relación con las dinámicas familiares
y sociales (23), y pone énfasis en las narrati-
vas y la co-construcción de nuevos significa-
dos dando sentido a las experiencias psicó-
ticas (24). De los enfoques psicoanalíticos,
recoge la mirada del terapeuta puesta en las
experiencias subjetivas del paciente y de la
familia, atendiendo a la «voz» de cada uno
de ellos, y a las relaciones transferenciales
con el equipo profesional.
Una de las principales aportaciones de
Seikkula, fue el
trabajo en red
para el abor-
daje de los trastornos psicóticos agudos. En
la intervención dialógica se construyan es-
cenarios incluyendo la red más cercana del
paciente, y se desarrollaba un tipo de con-
versación en el que todas las personas que
participaban del encuentro fueran escucha-
das por igual (25).
Nuestro enfoque multifamiliar se sustenta
en el escenario propuesto por Jaakko Seikku-
la y aporta la particularidad de trasladarlo
al
setting
multifamiliar en el que la míni-
ma unidad de intervención conversacional y
dialógica será también el sistema paciente-
familia-equipo terapéutico, que se verá am-
pliado por otros pacientes y familias estable-
ciendo un formato psicoterapéutico grupal.
El Dialogo Abierto, sistematiza tres pre-
misas de intervención como guía de los en-
cuentros psicoterapéuticos (26,27,28) que
hemos transferido a nuestro GMF. El primer
principio es la
Polifonía
. Este concepto im-
plica otorgar el mismo valor al discurso o a
la «voz» de cada persona que participa en la
reunión, independientemente de su estado
mental o su diagnóstico clínico. En la tera-
pia multifamiliar facilitamos que cada uno
pueda expresar sus vivencias según su len-
guaje, su perspectiva sobre el mundo y su
propio estilo comunicativo sintiéndose escu-
chado por los demás.
La segunda premisa es la
Tolerancia a la
incertidumbre
. La capacidad de tolerar la
incertidumbre es un elemento importante
cuando llevamos a cabo un GMF en psicosis
incipiente, puesto que la imprevisibilidad y
la desorganización de la alteración psicótica
hace que no siempre podamos «controlar» la
situación clínica grupal. Tanto el equipo te-
rapéutico, como las propias familias, deben
tolerar en cada sesión la incertidumbre de
quienes acudirán al grupo, dado que la asis-
tencia al tratamiento grupal en el caso de la
psicosis incipiente es muy errática. Deben
confiar que el espacio grupal se va a mante-
ner estable, y va a tener un funcionamiento
que no dependerá sólo de la participación
individual de cada uno.
Para que el GMF resulte terapéutico, sus
miembros tendrán que percibir que el tra-
tamiento grupal sigue, independientemente
de si ellos acuden con regularidad o no. En
concordancia con lo que señalaba Jorge Gar-
cia Badaracco, y recogen los compiladores de
su obra Jesús Salomón y Hernán Simond, lo
importante en el modelo multifamiliar es «la
disponibilidad del terapeuta», «el «estar» y
asegurar la continuidad de ese «estar» que,
aunque pudiera parecer obvio o quizás dema-
siado sencillo, será esencial para asegurar la
continuidad del tratamiento grupal» (4,5,6).
También por parte del equipo terapéutico
será necesario tolerar la incertidumbre
del
contenido
que emerja en la sesión, evitando
llevar al grupo a un «lugar predestinado»,
como suele hacerse en terapias de grupo más
guiadas o en modelos multifamiliares de tipo
psicoeducativo. En este caso, siguiendo el
modelo de
Open Dialogue
los terapeutas de-
jan que las necesidades de los miembros del
grupo se expresen en la conversación y entre
todos se va elaborando un
diálogo grupal
que
tenga sentido tanto para el paciente como
para la familia.
Anna Sala Estrada