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Informaciones

Psiquiátricas

2020 - n.º

242

retraso mental como diagnóstico principal,

mayores de 65 años, ludopatías y drogode-

pendencias como diagnóstico principal y el

trastorno antisocial de la personalidad.

Cada unidad y servicio tiene su programa

de rehabilitación específico con sus objeti-

vos y planes de intervención, pero entrar en

los detalles de cada uno de ellos se aleja del

propósito de este artículo.

2. Enfoque de la ocupación

desde Terapia Ocupacional

Una vez descrito el servicio, nos centra-

mos en el rol, la visión y el método tera-

péutico que debemos tener los terapeutas

ocupacionales en este perfil poblacional.

Como sostiene del Amo et al. (1) “el mode-

lo de recuperación entendido por la terapia

ocupacional (TO en adelante), requiere de

un proceso de toma de decisiones compar-

tidas que sea centrado en la persona y que

esté dirigido a esta. La aplicación óptima

del modelo de recuperación en la salud men-

tal requiere de un trabajo interdisciplinar en

el que se establecen varias vías de interven-

ción. En el caso de los terapeutas ocupa-

cionales, la vía principal es la ocupación de

la persona (considerando la ocupación como

fin, y la actividad y el asesoramiento ocupa-

cional como herramientas de intervención)”.

Por ello, los terapeutas ocupacionales

trabajamos en colaboración con personas,

grupos, entidades, organizaciones en la co-

munidad y con la comunidad, para promover

el sentido de esperanza, el empoderamiento

y propiciar el cambio, la adaptación al en-

torno y la integración comunitaria.

La ocupación de una persona, según Mo-

runo et al (2) “puede constituir un vehí-

culo o forma de dar sentido y significado a

la existencia, influyendo, por tanto, en el

bienestar psicológico. […] Así, las ocupa-

ciones en las que se implica el sujeto le per-

miten la expresión individual, favorecen el

desarrollo de vínculos sociales y culturales,

contribuyen a la construcción de su iden-

tidad y posibilitan que se sienta partícipe

de la sociedad, mediando en su bienestar

psicológico, y por ende, en su salud indi-

vidual.”

La ocupación puede emplearse como un

método para la promoción y preservación

de la salud. Otros autores como Wilcock (3)

en su texto

An occupational Perspective of

Heatlh

, afirma que el bienestar psicológi-

co y social está vinculado con la capacidad

del ser humano de desarrollar ocupaciones

socialmente aceptadas. Desde el punto de

vista individual, la realización de activida-

des de automantenimiento, productividad,

educativas, lúdicas y /o de ocio, permite a

la persona participar como miembro activo

de su comunidad y contribuye a su entorno

social y cultural.

El enfoque de recuperación, o

recovery

model

(4), encaja con la apuesta de tera-

pia ocupacional por la elección propia de

la persona, ya que “apuesta por poner a la

persona diagnosticada de un problema de

salud mental como verdadera protagonista,

en primera persona de su proceso terapéu-

tico y de crecimiento personal. Se orienta

a que la persona aumente su capacidad de

vivir una vida satisfactoria según sus intere-

ses, metas objetivos y posibilidades […]. Se

trata de un proceso continuo. Recuperar el

control activo de su propia vida (esto puede

implicar descubrir o redescubrir un sentido

positivo de sí mismo, aceptar y hacer frente

a la realidad de cualquier dificultad o inca-

pacidad permanente, encontrar significado a

las propias experiencias)”.

La perspectiva de nuestra profesión está

muy ligada al modelo actual de recupera-

Genís Pascual Cutrona