Informaciones
Psiquiátricas
2017 - n.º 228
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La PDA y el DVA en personas
con enfermedad mental,
psiquiátrica i demencia
Es importante identificar la demencia en
fase avanzada, que ha de ser tratada con
la metodología propia de los cuidados pa-
liativos
29
o de atención al final de la vida,
aunque ello no está exento de dificultades
30
.
En una reciente revisión sobre la PDA en pa-
cientes con demencia
31
, los temas relevan-
tes encontrados fueron las barreras para la
planificación anticipada, la sensibilización
y el fomento de la comunicación entre las
familias y los profesionales de la salud y los
problemas de gestión específicos para los
pacientes con demencia.
Para implementar la PDA en los dementes
es preciso empezar lo antes posible la discu-
sión de aquellos aspectos que podrán llegar
a ser relevantes cuando ya no sea capaz
32
,
lo cual permitirá disponer de la información
sobre tratamientos, en forma de aceptación
o rechazo
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y sobretodo permitirá establecer
un diálogo sobre valores y preferencias
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que
garanticen el respeto a su dignidad personal.
Es necesario que la PAD sea facilitada y
promovida por los profesionales sanitarios,
que han de tener formación específica so-
bre la atención al final de la vida y las vo-
luntades anticipadas
35
. Esto puede hacerse
también a través de programas en organi-
zaciones sanitarias
36
, como
Let Me Decide
37
o de ámbito más comunitario, como el que
desarrolla la Generalitat de Catalunya a tra-
vés de la implementación del Modelo Catalán
de Planificación de Decisiones Anticipadas.
La evidencia sobre la eficacia de la PAD en
personas con demencia todavía está por de-
mostrar con claridad. Sin embargo empezamos
a tener alguna información que la avala y se
ha mostrado útil en disminuir el uso de recur-
sos de ingreso hospitalario y reducir costes
38
.
En la práctica clínica, en los dementes, los
médicos consideran importante la discusión
con las familias que se promueve desde la
PDA, que permite tener oportunidades de re-
conocer sus valores y sus decisiones sobre el
final de la vida
39
, por ejemplo en la utiliza-
ción de antibióticos y de nutrición artificial.
Se recomienda disponer de PAD si el pronós-
tico es inferior a 6 meses o, de forma prácti-
ca, en la admisión del demente en una resi-
dencia. Los planes deben ser documentados
y pueden ser firmados por el representante
y es recomendable la revaloración anual o si
cambia de dispositivo asistencial.
Algunos autores han considerado que
pueden existir algunas diferencias
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entre
los DVA de personas con y sin enfermedad
mental, llamados Documentos de Voluntades
Anticipadas Psiquiátricas (DVAP). Algunas
podrían ser que la incapacidad total en las
personas con enfermedad mental es poco ha-
bitual, que el uso de los DVA suele ser en un
contexto de final de vida, mientras que en
los pacientes psiquiátricos esto no será así y
las decisiones no afectarán directamente al
pronóstico de supervivencia, que el nivel de
conciencia se mantiene en los pacientes con
enfermedad mental y que es más probable
la reversibilidad de las instrucciones en las
DVAP, según la experiencia que el paciente
psiquiátrico vaya teniendo en relación a su
tratamiento.
Dentro de las instrucciones que pueden
hacerse constar en un DVAP, que pueden ser
positivas o negativas, es frecuente el recha-
zo de los fármacos neurolépticos y del TEC
41
.
Precisamente, este tipo de instrucciones
puede dificultar en gran manera el aborda-
je de estos pacientes y el profesional puede
verse envuelto en un dilema ético entre la
voluntad del paciente y la imposición de un
tratamiento no deseado por él. Para muchos,
los DVAP adolecen de una gran limitación,
PLANIFICACIÓN DE DECISIONES ANTICIPADAS: UN MODELO DE RELACIÓN ASISTENCIAL