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Informaciones
Psiquiátricas
2017 - n.º 227
Sin embargo es de señalar el escaso interés
científico por el estudio, desarrollo y aplica-
ción de programas de intervención con fa-
miliares cuidadores, para dar respuesta a la
necesidad manifestada de “cuidar al cuida-
dor”, que es quien da soporte a la asistencia
de la persona con discapacidad.
Este estudio tiene por objetivo acumular
evidencia científica al conocimiento sobre la
eficacia de una intervención psicoeducativa
en la reducción del malestar psicológico del
cuidador informal en el ámbito de la dis-
capacidad intelectual/diversidad funcional.
En base a los resultados obtenidos en la
primera visita, vemos que la persona que más
atención dedica al cuidado de una persona
con discapacidad es normalmente la madre
del mismo. Este perfil es similar al encon-
trado en otros estudios y en otros ámbitos
del cuidado y como se recoge en la encuesta
de Discapacidad (46): mujer, progenitora,
que convive con el familiar, casada, de edad
media 55 años, con estudios, laboralmente
activa o ama de casa y que dedica más de
28 horas de cuidados a la semana. Según
los resultados de este estudio, la cuidadora
principal recibe ayuda principalmente del
ámbito informal 9 horas a la semana de for-
ma complementaria a la atención del centro
de asistencia donde acude su familiar. Una
parte significativa (37%) cuida también de
otro familiar enfermo.
La persona atendida corresponde a una
persona joven - adulta, con una edad fun-
cional de 4 años lo que indica una baja au-
tonomía personal, con dificultades en las
habilidades de la vida diaria más complejas
e instrumentales y especialmente con limi-
taciones en el área motora. El índice de pro-
blemas de conducta refleja un nivel bajo de
gravedad. Estos dos índices nos señalan una
necesidad de atención intensa y periódica
por parte del cuidador.
En cuanto a las variables clínicas vemos
que el nivel de sobrecarga se sitúa en el
rango leve-moderado. El estudio de Seguí
et al. (2008) halló valores más elevados en
sobrecarga. Los datos del nivel de distress
indican que la puntuación más baja está en
la subescala de depresión y la más alta en
la subescala de ansiedad/insomnio. El nivel
de ansiedad se encuentra entre los centi-
les 45/50 para ansiedad/estado y 35 para el
ansiedad/rasgo (considerando que el perfil
corresponde a una mujer adulta). La pun-
tuación en depresión de 14,25 se sitúa cer-
ca del punto de corte 15/16 generalmente
aceptado en la investigación (47) para el
screening en depresión. La muestra presenta
un estado de ansiedad superior a su estado
habitual y al igual que en la escala GHQ-28
destaca la sintomatología depresiva.
El análisis de la correlación del nivel de
sobrecarga con el estado del usuario/a refle-
ja, tal como era esperado y ya se apuntaba
en otros estudios sobre el tema (25-27), que
el nivel de independencia, los trastornos de
conducta y el nivel de servicio o atención
requerida influyen en la sobrecarga. La co-
rrelación negativa, indica que tanto una
menor autonomía, como una mayor necesi-
dad de ayuda y más problemas de conducta
en el familiar se traduce en mayor sobrecar-
ga del cuidador.
Por último, con los datos acumulados
hemos podido hacer la comparación en so-
brecarga y distress en las tres poblaciones
estudiadas en el proyecto Educa. El resulta-
do nos muestra un dato que ya se apuntaba
en la literatura científica sobre demencias
(48-50). El grupo más sobrecargado y con
mayor distress es el del cuidador de perso-
nas con demencia, le sigue el del cuidador
de personas con esquizofrenia y finalmente
el de discapacidad intelectual. Cabe pregun-
tarse la razón de estos resultados, es decir,
Ana I. Domínguez-Panchón / Eduardo González-Fraile / Ana Belén Costas González / María Rodeiro Frade /
Marta Sánchez-Rial / María Nieves Figueira Calo / Inmaculada Garrido Jiménez / José Ignacio López Aparicio /
Antonio Manuel Béjar Fernández / Pablo Cesar Dorta Hernández / Dulce Rufino Ventura / Manuel Martín-
Carrasco / Grupo EDUCA-IV