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          Informaciones
        
        
          
            Psiquiátricas
          
        
        
          2017 - n.º 227
        
        
          Estos tres modelos han servido como mar-
        
        
          co desde el que se ha organizado la investi-
        
        
          gación posterior en este ámbito.
        
        
          Couture, Penn y Roberts (2006) llevan a
        
        
          cabo una revisión para valorar el efecto que
        
        
          la cognición social tiene sobre el funciona-
        
        
          miento psicosocial en pacientes diagnos-
        
        
          ticados de esquizofrenia y, tras el análisis
        
        
          de múltiples trabajos, encuentran consenso
        
        
          respecto a que existen relaciones claras y
        
        
          consistentes entre algunos aspectos del fun-
        
        
          cionamiento del sujeto y la cognición social.
        
        
          Esta misma hipótesis ha sido corroborada en
        
        
          multitud de estudios posteriores (Adding-
        
        
          ton, Girard, Christensen y Addington, 2010;
        
        
          Couture, Granholm y Fish, 2011; Mancuso,
        
        
          Horan, Kern y Green, 2011; Pijnenborg y
        
        
          cols, 2009; Schmidt, Mueller y Roder, 2011).
        
        
          Un reciente metaanálisis efectuado por
        
        
          Fett y cols (2011) concluye que la cogni-
        
        
          ción social se encuentra más fuertemente
        
        
          asociada al funcionamiento psicosocial que
        
        
          la neurocognición, aun así, estas dos varia-
        
        
          bles sólo explican un cuarto de la varianza
        
        
          respecto al funcionamiento psicosocial, que-
        
        
          dando tres cuartas partes de dicha varianza
        
        
          sin explicar. A raíz de esto, Mancuso y cols
        
        
          (2011) no llegan a encontrar las asociacio-
        
        
          nes entre cognición social y neurocognición
        
        
          con el funcionamiento en el mundo real que,
        
        
          sin embargo, si se apuntan en otras investi-
        
        
          gaciones como la de Brekke y cols (2005) o la
        
        
          de Vauth y cols (2004), señalando que esto
        
        
          puede deberse a que la capacidad funcional
        
        
          del sujeto y el funcionamiento de este en la
        
        
          vida real son conceptos ampliamente distin-
        
        
          tos, tal y como apuntan Bowie y cols (2006).
        
        
          Mancuso y cols (2011) concluyen que, tanto
        
        
          la cognición social como la neurocognición,
        
        
          parecen hallarse más cercanos a la capacidad
        
        
          funcional del sujeto que al funcionamiento
        
        
          del mismo en la vida real, destacando que
        
        
          esta última clase de funcionamiento también
        
        
          se encuentra influida por características per-
        
        
          sonales como la motivación o autoefeciacia,
        
        
          o socio-contextuales, como los factores cul-
        
        
          turales. En este sentido, tras aceptar que la
        
        
          cognición social actúa como un mediador
        
        
          entre la neurocognición y el funcionamien-
        
        
          to social de la persona diagnosticada de
        
        
          esquizofrenia, algunas investigaciones han
        
        
          señalado la presencia de otras variables que
        
        
          influirían en dicho modelo tales como la mo-
        
        
          tivación (Gard, Fisher, Garreth, Genevsky y
        
        
          Vinogradov, 2009) o la respuesta afectiva a
        
        
          estímulos sociales (Mathews y Barch, 2010).
        
        
          
            Conclusiones
          
        
        
          En conclusión, el creciente estudio de la
        
        
          cognición social en el caso de la esquizofre-
        
        
          nia y los déficits que muestran las personas
        
        
          con esta patología en cada uno de los com-
        
        
          ponentes que integran dicho constructo, la
        
        
          han señalado como una de las áreas funda-
        
        
          mentales a tener en cuenta en el estudio ac-
        
        
          tual de la esquizofrenia. Además, se trata de
        
        
          un área que muestra asociaciones más estre-
        
        
          chas con el funcionamiento psicosocial del
        
        
          sujeto que la propia neurocognición. Sin em-
        
        
          bargo, aun son muchas las incógnitas a re-
        
        
          solver en cuanto al grado y frecuencia en el
        
        
          que aparecen estos déficits en las personas
        
        
          con diagnostico de esquizofrenia, la relación
        
        
          que muestra con el área neurocognitiva, así
        
        
          como, respecto al impacto real que ejercen
        
        
          dichas afectaciones sobre el funcionamiento
        
        
          cotidiano del individuo.
        
        
          Carlos Rebolleda Gil