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          Informaciones
        
        
          
            Psiquiátricas
          
        
        
          2016 - n.º 226
        
        
          factores que influirían negativamente en el
        
        
          hecho de que la persona diagnosticada de
        
        
          esquizofrenia con delirios persecutorios pue-
        
        
          da corregir sus “sesgos de personalización”.
        
        
          El primero estaría marcado por una fuerte
        
        
          tendencia a “cerrarse” ante las opciones que
        
        
          desacrediten la culpabilidad del otro, aspec-
        
        
          to que vendría expresado en conductas mar-
        
        
          cadas por la intolerancia o ambigüedad. El
        
        
          segundo tendría que ver con la presencia de
        
        
          déficits en teoría de la mente. En este sen-
        
        
          tido se han podido corroborar la existencia
        
        
          de claras asociaciones, por un lado, entre la
        
        
          ya mencionada tendencia a “cerrarse” y los
        
        
          delirios persecutorios (Bentall y Swarbrick,
        
        
          2003) y, por otro lado, entre los déficits en
        
        
          teoría de la mente y los sesgos de persona-
        
        
          lización (Randall, Corcoran, Day y Bentall,
        
        
          2003). Se ha encontrado también que las
        
        
          personas diagnosticadas de esquizofrenia
        
        
          que sufren delirios persecutorios muestran, a
        
        
          parte del mencionado sesgo de persecución,
        
        
          otros sesgos cognitivos como la tendencia a
        
        
          “saltar rápidamente a las conclusiones” y a
        
        
          “demostrar la realidad de sus sesgos” (Free-
        
        
          man, 2007).
        
        
          Tal y como apuntan Ruiz y cols (2006), el
        
        
          estilo atribucional característico de la sin-
        
        
          tomatología paranoide contribuye a la exa-
        
        
          cerbación de dichos síntomas en el caso de
        
        
          la esquizofrenia. Este estilo atribucional se
        
        
          caracteriza por una tendencia a exagerar,
        
        
          distorsionar o centrarse de forma selectiva
        
        
          en los aspectos hostiles o amenazantes de
        
        
          los demás (Fenigstein, 1997), siendo el en-
        
        
          fado, el asco y el desprecio las emociones
        
        
          que habitualmente se asocian a la hostilidad
        
        
          (Brummett y cols, 1998). Cabe recordar que
        
        
          estas son las emociones ante las que mues-
        
        
          tran mayores dificultades de interpretar las
        
        
          personas diagnosticadas de esquizofrenia.
        
        
          Por tanto, se puede concluir que los déficits
        
        
          en percepción emocional (Davis y Gibson,
        
        
          2000) y el peculiar estilo atribucional previa-
        
        
          mente mencionado (Kohler y cols, 2003), son
        
        
          los principales factores que contribuyen a la
        
        
          exacerbación de los síntomas paranoides.
        
        
          
            Evidencias empiricas acerca
          
        
        
          
            de la relacion entre cognicion
          
        
        
          
            social y neurocognicion
          
        
        
          Como refieren Ruiz y cols (2006), la yux-
        
        
          taposición de este constructo con la neuro-
        
        
          cognición también puede ayudar a la mejor
        
        
          comprensión de ese concepto, ya que, con-
        
        
          trariamente a la cognición social, la neu-
        
        
          rocognición hace referencia al conjunto de
        
        
          procesos cognitivos básicos que se encuen-
        
        
          tran libres de contenido social. Por tanto, las
        
        
          diferencias entre cognición social y no social
        
        
          vienen marcadas por el tipo de estímulos a
        
        
          los que hacen referencia y porque son per-
        
        
          cibidos de forma diferente. Pero, a pesar de
        
        
          las diferencias entre neurocognición y cog-
        
        
          nición social previamente planteadas, para
        
        
          poder procesar información social es necesa-
        
        
          rio que actúen varias funciones neurocogni-
        
        
          tivas (Palha, 2008). Así se ha podido com-
        
        
          probar que el procesamiento cognitivo social
        
        
          se encuentra significativamente asociado a
        
        
          procesos tales como la atención (Toomey,
        
        
          Seidman, Lyons, Faraone y Tsuang, 1999), la
        
        
          memoria verbal (Corrigan, 1997), la memoria
        
        
          de trabajo (Carlson y cols, 1999) y el funcio-
        
        
          namiento prefrontal (Brunet, Sarfati, Hardy-
        
        
          Bayle y Decety, 2000), entre otros.
        
        
          Aun así, la relación entre neurocogni-
        
        
          ción y cognición social todavía no parece
        
        
          estar totalmente clara (Brekke, Hoe, Long
        
        
          y Green, 2007). Por un lado, se observan
        
        
          diversas áreas que se relacionan, por otro,
        
        
          ya desde la década de los ochenta algunas
        
        
          investigaciones encontraron que, a pesar de
        
        
          que se trata de constructos asociados, son
        
        
          Carlos Rebolleda Gil