 
          12
        
        
          Informaciones
        
        
          
            Psiquiátricas
          
        
        
          2017 - n.º 227
        
        
          que pueden constituir una situación social
        
        
          (Green, Olivier, Crawley, Penn y Silverstein,
        
        
          2005). Para que el sujeto pueda identificar
        
        
          correctamente las señales sociales de un de-
        
        
          terminado contexto, es imprescindible que
        
        
          este tenga conocimiento acerca de lo que
        
        
          es habitual en dicha situación, por tanto, el
        
        
          conocimiento social es la capacidad que per-
        
        
          mite al individuo orientarse en una situación
        
        
          social guiándole respecto al papel que ocu-
        
        
          pa, las reglas que debe seguir, las razones
        
        
          por las que se encuentra en dicha situación
        
        
          y el comportamiento que debe mostrar en la
        
        
          misma.
        
        
          Ruiz y cols (2006) refieren que dentro de
        
        
          las dos fases que integran la percepción so-
        
        
          cial, los pacientes diagnosticados de esqui-
        
        
          zofrenia muestran los mayores déficits en la
        
        
          que se encarga de decidir si la conducta se
        
        
          debe a estados estables o factores situacio-
        
        
          nales, debido a su dificultad para modificar
        
        
          las primeras impresiones.
        
        
          Varias investigaciones han puesto de ma-
        
        
          nifiesto que la capacidad de estos pacientes
        
        
          para usar información contextual es deficita-
        
        
          ria (Penn, Ritchie, Francis, Combs y Martin,
        
        
          2002), llegando a invertir más tiempo en las
        
        
          características menos relevantes (Phillips y
        
        
          David, 1998) y mostrando importantes défi-
        
        
          cits a la hora de captar información abstrac-
        
        
          ta o que no les resulte conocida (Nuechter-
        
        
          lein y Dawson, 1984). Todos estos aspectos
        
        
          contribuyen a crear una deficiente percep-
        
        
          ción de estímulos sociales relevantes.
        
        
          Teoria de la mente
        
        
          El termino Teoría de la Mente fue inicial-
        
        
          mente propuesto por Premack y Woodruff
        
        
          (1978) y hace referencia a la capacidad del
        
        
          individuo para inferir estados mentales de
        
        
          los otros tales como intenciones, disposicio-
        
        
          nes y creencias (Green y Horan, 2010).
        
        
          Gran parte del interés en esta área se ha
        
        
          centrado en estudios con niños, en los que
        
        
          se ha tratado de examinar la forma en que
        
        
          aparece y se desarrolla dicha capacidad. Los
        
        
          niños, como señalan Rodríguez y Touriño
        
        
          (2010), comienzan prestando atención se-
        
        
          lectiva a estímulos de tipo visual para, en
        
        
          torno a los 18 meses, pasar a utilizar juegos
        
        
          simulados y gestos protodeclarativos. Des-
        
        
          pués, entre los tres y cuatro años, comien-
        
        
          zan a distinguir entre las propias creencias y
        
        
          las de los otros (creencia falsa de primer or-
        
        
          den), y entre los seis o siete ya comprenden
        
        
          representaciones de orden superior como
        
        
          pueden ser la metáfora o la ironía (creencia
        
        
          falsa de segundo orden). En el caso de niños
        
        
          diagnosticados de trastornos del espectro
        
        
          autista este desarrollo se encuentra altera-
        
        
          do, por lo que el estudio de estos niños ha
        
        
          servido como base para examinar el desarro-
        
        
          llo anormal de esta capacidad. A su vez, es-
        
        
          tos hallazgos han servido para el estudio de
        
        
          la teoría de la mente en esquizofrenia, de-
        
        
          bido a las semejanzas en los déficits en esta
        
        
          área que guardan ambas patologías (Green y
        
        
          Horan, 2010).
        
        
          Las diferencias encontradas en cuanto al
        
        
          rendimiento en esta área por parte de pa-
        
        
          cientes diagnosticados de esquizofrenia y
        
        
          sujetos controles es sustancial, tal y como
        
        
          ponen de relieve dos recientes metaanálisis
        
        
          que encuentran tamaños del efecto entre
        
        
          medios (d=0,69) y grandes (d=1,25) para es-
        
        
          tas diferencias (Bora y cols, 2009; Sprong,
        
        
          Schothorst, Vos, Hox, Van Engeland, 2007).
        
        
          Respecto a los déficits que las personas
        
        
          diagnosticadas de esquizofrenia presentan
        
        
          en teoría de la mente, históricamente se ha
        
        
          tratado de estudiar hasta qué punto son los
        
        
          síntomas de la enfermedad los que deter-
        
        
          minan los mismos. Algunas investigaciones
        
        
          apuestan por la hipótesis de que el sujeto
        
        
          ha de presentar una teoría de la mente sin
        
        
          Carlos Rebolleda Gil