 
          Informaciones
        
        
          
            Psiquiátricas
          
        
        
          2017 - n.º 227
        
        
          13
        
        
          déficits de ninguna clase para que pueda de-
        
        
          sarrollar ideas delirantes persecutorias (Wat-
        
        
          son, Blenner-Hasset y Charlton, 2000). Otras
        
        
          señalan que los pacientes que muestran sin-
        
        
          tomatología negativa o desorganizada nunca
        
        
          han llegado a desarrollar una teoría de la
        
        
          mente, aspecto que puede ser observado en
        
        
          el peor rendimiento que muestran cuando se
        
        
          enfrentan a tareas que exigen el uso de esta
        
        
          capacidad (Greig, Bryson y Bell, 2004).
        
        
          Un objetivo actual en el estudio de los défi-
        
        
          cits en teoría de la mente en la esquizofrenia
        
        
          es identificar si estos déficits se asemejan a
        
        
          un rasgo o un estado de la enfermedad, pues
        
        
          ayudaría a resolver la cuestión de si están
        
        
          asociados exclusivamente a los síntomas de
        
        
          la enfermedad. Es de destacar que el grueso
        
        
          de la investigación que se ha llevado a cabo
        
        
          en este sentido, señala que estos déficits se
        
        
          constituirían como un rasgo propio de la en-
        
        
          fermedad (Penn y cols, 2008), lo que vendría
        
        
          a contradecir algunos modelos como el de
        
        
          Frith (1992) o el de Hardy-Baylé (1994) y
        
        
          su consideración de los déficits en teoría de
        
        
          la mente como un estado. El reciente estu-
        
        
          dio de Mazza y cols (2012) es un ejemplo de
        
        
          apoyo a estas conclusiones. En él, utilizando
        
        
          una amplia muestra de sujetos con primer
        
        
          episodio y otra de perfil más cronificado, no
        
        
          encuentran diferencias significativas en es-
        
        
          tos dos grupos con respecto a los déficits
        
        
          que muestran en teoría de la mente. Por su
        
        
          parte, Bora y cols (2009) ponen de manifies-
        
        
          to que, a pesar de que estos déficits parecen
        
        
          permanecer presentes en cualquier fase de
        
        
          la enfermedad, no se conoce hasta qué pun-
        
        
          to serian las problemáticas neurocognitivas
        
        
          en memoria de trabajo y funciones ejecuti-
        
        
          vas, (Bora, Gokcen, Kayahan y Veznedaroglu,
        
        
          2008) o la propia sintomatología residual,
        
        
          los factores que realmente contribuyen al
        
        
          mantenimiento de éstos. Parece pues nece-
        
        
          sario seguir investigando en esta dirección
        
        
          antes de poder afirmar que dichos déficits
        
        
          se constituyen como un rasgo de la enfer-
        
        
          medad.
        
        
          Aunque en los últimos años diferentes co-
        
        
          rrientes sugieren, al igual que Fordor (1983),
        
        
          que existe en nuestro cerebro un módulo es-
        
        
          pecífico encargado de realizar inferencias
        
        
          acerca de las situaciones sociales (Leslie,
        
        
          Friedman y German, 2004), también hay mo-
        
        
          delos que apuestan por una estructura no
        
        
          modular de teoría de la mente (Brune, 2005;
        
        
          Harrington, Siegert y McClure, 2005).
        
        
          Estilo atribucional
        
        
          El estilo atribucional hace referencia a
        
        
          cómo los individuos llegan a inferir las po-
        
        
          sibles causas de eventos personales tanto
        
        
          positivos como negativos (Green y Horan,
        
        
          2010).
        
        
          Tal y como refieren Penn y cols (2008), la
        
        
          mayoría de las investigaciones que se han
        
        
          centrado en el estudio del estilo atribucional
        
        
          en el caso de la esquizofrenia han tratado de
        
        
          indagar sobre algunos síntomas de la misma
        
        
          como la paranoia o los delirios de persecu-
        
        
          ción. Los individuos con esta sintomatología
        
        
          muestran tendencia a culpabilizar a otros de
        
        
          los eventos negativos que les suceden. Este
        
        
          estilo atribucional es conocido como “ses-
        
        
          go de personalización” (Bentall, Corcoran,
        
        
          Howard, Blackwood y Kinderman, 2001). La
        
        
          finalidad de dicho sesgo sería regular la au-
        
        
          toestima del individuo, pues el atribuir in-
        
        
          tenciones negativas al resto de las personas
        
        
          ayudaría al sujeto a mantener una imagen
        
        
          positiva sobre sí mismo. Aun así, este me-
        
        
          canismo supone un coste importante para la
        
        
          persona, sobretodo cuando ésta obtiene por
        
        
          parte de su entorno información discordante
        
        
          sobre la culpabilidad del otro.
        
        
          De acuerdo con Bentall, Corcoran, Howard,
        
        
          Blackwood y Kinderman (2001) habría dos
        
        
          COGNICION SOCIAL EN LA ESQUIZOFRENIA