Informaciones
Psiquiátricas
2017 - n.º 227
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CONDUCTA SUICIDA EN POBLACIÓN GENERAL ADULTA ESPAÑOLA
los autores tienen en común el señalar la
relevancia de la crisis de identidad del su-
jeto suicida como factor fundamental para
desencadenar el gesto autolesivo (1).
En este campo, las investigaciones sobre
población general no son sin embargo fre-
cuentes, centrándose más en grupos de per-
sonas con diversas patologías de base. Asi-
mismo, la valoración del papel exacto de los
factores socioeconómicos sobre la aparición
de actos suicidas aún no está del todo clara.
El panorama actual sigue haciendo del
suicidio un tema de interés. Así, el suicidio
es una de las tres primeras causas de muerte
entre la población activa, a lo cual se añade
una considerable carga sanitaria, tanto si el
suicida sobrevive como si culmina su inten-
to (2). Ante un problema de tal magnitud,
se han realizado varios intentos de estudiar
de manera global la epidemiología del sui-
cidio, siendo una vez más la variabilidad
metodológica entre los diferentes trabajos
un obstáculo para su adecuada integración
en un todo coherente. Por otra parte, se
aprecia una considerable variación entre las
cifras de prevalencia de suicidio que repor-
tan los diferentes países del mundo, proba-
blemente en relación con la diversa meto-
dología seguida para su cálculo, así como
los posibles sesgos implicados al respecto
(tendencia a ocultar las muertes por suici-
dio por vergüenza o temor al rechazo social,
etc.). A ello habría que añadir que un gran
número de países, sobre todo del continente
africano, directamente no informan de ta-
les datos de prevalencia (3). Esto conlleva,
como señalan diversos autores, un riesgo de
infravaloración de las verdaderas cifras de
suicidio a nivel mundial (4, 5).
El suicidio como fenómeno va más allá del
mero acto autolesivo. Así, podría hablarse
de un “continuo suicida”, como una cadena
de acontecimientos cuyos eslabones comen-
zarían con las ideas de suicidio, pasando a
la elaboración de planes más o menos es-
tructurados y finalmente a la realización de
intentos de suicidio, algunos de los cuales
pueden culminar con la muerte de la perso-
na. El pronóstico vital será peor conforme se
avanza por las diferentes fases del continuo,
pero hay que tener en cuenta que no siem-
pre se presentan todos los eslabones de la
cadena suicida en todos los individuos (6,
7). Así, por ejemplo, se pueden encontrar
casos de intentos de suicidio de carácter
impulsivo, en los que se pasa de la idea al
intento suicida sin apenas planificación. Por
otra parte, no existe en la literatura el mis-
mo volumen de datos sobre todos los esla-
bones del continuo suicida.
Si nos centramos en la investigación del
suicidio en la población general española,
destacan dos estudios de carácter global: el
Outcome of Depression International Net-
work (ODIN) y el European Study on the
Epidemiology of Mental Disorders (ESEMeD).
El estudio ODIN (8) implicó la partici-
pación de cinco países europeos, con una
muestra española obtenida de la ciudad de
Santander, consistente en 1245 sujetos.
Este estudio determinó una prevalencia de
ideas de suicidio del 2.3%. Asimismo, extra-
jo conclusiones sobre posibles factores pro-
tectores, como la preocupación por parte de
los seres queridos del suicida y la vivencia
de éste de tener “alguien con quien contar”,
y de posibles factores de riesgo, como la
presencia de acontecimientos vitales estre-
santes, sintomatología depresiva, sexo fe-
menino (sólo en concomitancia con estre-
sores vitales) y una edad menor de 30 años.
Entretanto, el estudio ESEMeD (9), rama
europea del World Mental Health Survey, in-
cluyó a seis países europeos, entre ellos Es-
paña, que aportó una muestra de 5473 per-
sonas, representativa a nivel nacional. Este