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Informaciones
Psiquiátricas
2020 - n.º
242
Introducción
Daño cerebral adquirido, salud
mental y salud comunitaria
El daño cerebral adquirido (en adelante,
DCA) se define como una lesión del cerebro
posterior al nacimiento, resultado de una
causa traumática por fuerza externa (como
en el caso del traumatismo craneoence-
fálico) o por causa médica (ictus, anoxia,
tumores cerebrales, encefalitis, etc.) (1).
Las secuelas del DCA abarcan áreas moto-
ras, cognitivas, sensoriales, emocionales y
conductuales, que afectan a la participación
ocupacional, las relaciones sociales y la ca-
lidad de vida (2,3). Por otro lado, la pre-
valencia de trastorno psiquiátrico asociado
—previo o posterior al DCA— es significa-
tivamente alta, lo que coloca a las personas
que son sujeto de ambas circunstancias en
una posición de alto riesgo de exclusión,
tanto social como ocupacional (4–6).
Esta exclusión se traduce en lo que la
terapia ocupacional denomina
alienación
y deprivación ocupacionales
. La alienación
ocupacional plantea la imposibilidad de
experimentar ocupaciones significativas,
mientras que la deprivación ocupacional
se refiere a la imposibilidad del desarrollo
del potencial de la participación en ocupa-
ciones necesarias y/o significativas para la
inclusión social o el mantenimiento de la
salud, debido a factores externos a la per-
sona (7).
Como se puede presuponer, esta situación
tiene consecuencias en el ámbito de la salud
mental, ya que a la posibilidad de diagnós-
tico de trastorno neurocognitivo posterior
al DCA y otros trastornos que la persona pu-
diese presentar previamente, se ha de aña-
dir la suma de consecuencias emocionales,
anímicas y subjetivas que la supervivencia y
posterior vida en comunidad produce, tanto
para la persona como para la familia. Habla-
mos, pues, de pérdida de identidad, roles y
ocupaciones significativas, pero también de
suspensión de la independencia, autonomía
y, por descontado, procesos de duelo com-
plejos (4,8,9).
Asimismo, en la etapa posterior al ingre-
so hospitalario, las familias de las personas
con DCA remiten una acusada falta de so-
porte apropiado a sus necesidades. Esta des-
atención del sistema sociosanitario conlleva
la pérdida total o parcial del potencial de
la familia como garante de una continuidad
de cuidados adecuada y equilibrada (10). De
esta manera, urge un mejor asesoramiento
sobre las consecuencias del DCA y los dé-
ficits asociados, una adecuada definición
de las intervenciones llevadas a cabo, una
visión centrada en la persona y un enfoque
de participación de todo el sistema familiar,
junto con la implicación de los profesiona-
les sociales y sanitarios referentes (10,11).
Con este propósito, y a partir de la expe-
riencia recogida en los programas comunita-
rios del equipo EASE del Institut Guttmann,
se lleva a cabo el
Programa de terapia ocu-
pacional comunitaria en salud mental para
personas con DCA y sus familias
. En él, se
apuesta por una perspectiva de salud comu-
nitaria en la intervención para la continui-
dad de la asistencia en DCA y salud mental.
Desde este paradigma, en absoluta conso-
nancia con las bases de la terapia ocupa-
cional, se trata de comprender condiciones
y contexto de la persona, no sólo las cues-
tiones fisiológicas, de manera que la perso-
na pueda ejercer un mayor control sobre la
propia vida y la participación ocupacional
en comunidad (6,12).
Marco Antonio Raya-Ruiz / Beatriz Castaño-Monsalve