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Informaciones
Psiquiátricas
2019 - n.º
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El suicidio constituye una de las complica-
ciones más graves de la enfermedad depresi-
va, y, la depresión es el factor de riesgo más
importante para que se presente la conducta
suicida a esta edad. Pero, aunque la mayo-
ría de los pacientes que intentan el suicidio
o mueren por esta causa en la edad avan-
zada tienen depresión, solo una minoría de
los depresivos tienen ideas de suicidio y una
minoría de éstos llevan a cabo la conducta
suicida (10).
Tratamiento y síntomas
residuales
El tratamiento de la enfermedad depresiva
en los pacientes de edad avanzada, como en
otras etapas de la vida, se hace con anti-
depresivos, psicoterapia o la combinación
de ambos. Otras terapias no farmacológicas
como la musicoterapia o el ejercicio físico
regular pueden resultar útiles al combinarlas
con las dos anteriores. Y en los casos más
graves o con síntomas psicóticos la terapia
electroconvulsiva y el uso de antipsicóticos
(los de segunda generación son de elección)
pueden ser los tratamientos de primera línea
(11). Las recurrencias son frecuentes, sobre
todo en las formas de inicio tardío (2,12), y
la resistencia al tratamiento puede presen-
tarse hasta en un tercio de los pacientes (2).
Ya se ha dicho en este artículo que la evo-
lución de los pacientes hasta en la mitad de
los casos presenta síntomas que no desapa-
recen a pesar de la mejoría del cuadro clínico
depresivo, y que se conocen como síntomas
residuales. De entre ellos, los cognitivos, la
ansiedad, o los trastornos del sueño, resul-
tan tener una mayor importancia para el pro-
nóstico de los pacientes. En el caso de los
síntomas residuales de tipo cognitivo su re-
levancia estriba en el incremento del riesgo
para la evolución a demencia que suponen
(13). Los pacientes con enfermedad depre-
siva de inicio tardío tienen mayor riesgo de
presentar síntomas residuales y evolucionar
con más deterioro funcional (14).
El objetivo del tratamiento antidepresivo
debe ser la remisión completa. Para ello,
después de un tiempo suficiente de trata-
miento con la psicoterapia elegida y las
dosis adecuadas de los fármacos indicados,
debe monitorizarse el estado del paciente y
considerarse el restablecimiento al estado
previo a la aparición del síndrome depresivo
tanto en lo sintomático como en lo funcio-
nal y sociofamiliar. Para ello, la detección
de síntomas residuales y la implicación de
informadores externos cercanos al paciente
son de gran importancia.
Límites en el tratamiento
de la depresión al final
de la vida
Las terapias no farmacológicas para la re-
cuperación funcional y de la actividad so-
cial, y las estrategias terapéuticas de opti-
mización, sustitución y potenciación deben
utilizarse tan enérgicamente como sea pre-
ciso para alcanzar la remisión o la máxima
recuperación que cada paciente concreto
permita. Pero, como en otras especialidades
médicas, el límite debe estar en no producir
al paciente un daño mayor que el derivado
de la enfermedad que estamos tratando, al-
canzar las mayores tasas de calidad de vida
posibles y respetar sus deseos siempre que
éstos no estén determinados por el propio
cuadro depresivo.
Los criterios Beers descritos por primera
vez en 1991 y modificados en varias ocasio-
nes posteriormente, incluyen las benzodia-
zepinas de vida media larga y la amitriptilina
Jorge Pla-Vidal