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Informaciones

Psiquiátricas

2018 - n.º

234

Bion nos describe el funcionamiento grupal,

que aúna tanto la dimensión individual y so-

cial como la cualidad consciente o incons-

ciente de las ideas. Habla de la existencia,

en todo ser humano, de una base protomen-

tal, que se define como anterior a lo mental.

Esta base protomental es el caldo de cultivo

de los supuestos básicos de grupo; la parti-

cipación en estos procesos es instantánea,

inevitable e instintiva.

El primer supuesto básico que Bion des-

cribe es la

dependencia

. Se equipararía a las

necesidades que tiene el bebé después de su

nacimiento, en cuanto a protección y direc-

ción. Este supuesto dice que el grupo necesi-

ta que alguien lo dirija, que diga lo que hay

que hacer, que lo nutra tanto material como

espiritualmente. Esta tarea recae en el tera-

peuta, de quien se esperan las intervenciones

y soluciones. Los miembros del grupo se sien-

ten inseguros, lo que se traduce en la bús-

queda de relaciones individuales, exclusivas,

con el terapeuta. La función del terapeuta

es facilitar al grupo para salir de este estado

amental y lograr una mentalidad grupal.

El segundo es el supuesto básico de

lu-

cha/fuga

. Se equipararía a la utilización del

mecanismo de escisión en la posición esqui-

zoparanoide. El grupo se reúne para luchar

contra algo o huir de ese algo. Está prepara-

do para hacer cualquiera de los dos indistin-

tamente. Cuando este supuesto básico define

al grupo, existe una ansiedad persecutoria

donde se busca un enemigo fuera del grupo,

enemigo externo al que se dirigirán todos los

ataques. Un ejemplo sería el hecho de que

el grupo centre su atención en los miem-

bros ausentes en una determinada sesión,

o centrando su hostilidad en la figura del

terapeuta. Esto, aunque en cierto modo une

al grupo, también crea mayor desorientación

ya que impide el trabajo conjunto, que está

orientado al crecimiento personal y grupal.

El tercer supuesto es el de

apareamiento

,

de clara influencia mesiánica, donde una

pareja de miembros cobran protagonismo

debido a la percepción del grupo de que

tienen una relación especial, relación que

ofrece esperanza y sensación de continuidad

a dicho grupo. Este supuesto se equipara a

la utilización de la idealización esquizopa-

ranoide, con las expectativas puestas en lo

que puede producir, crear, el contacto entre

dos miembros.

Estos supuestos básicos representan la

lucha entre mantenerse como único o como

miembro de algo mayor. La idea de interde-

pendencia individuo-grupo, y las consecuen-

cias de tal relación, es descrita cuando Bion

(1980) afirma que “el individuo es un animal

de grupo en guerra, no sólo con el grupo,

sino también con él mismo por ser un animal

de grupo, y con todos aquellos aspectos de

su personalidad que potencian su atracción

por lo grupal”. La intervención del terapeuta

rompe con estos supuestos amentales, faci-

litando el pase a una fase de grupo de tra-

bajo, una fase con connotaciones depresivas

(Klein 1997)

4

, donde los miembros del grupo

comienzan a mostrar una capacidad para co-

laborar y pensar en el otro.

Tomando de Paul Schilder (1958)

5

la no-

ción de imagen del cuerpo, Bion (1984)

6

de-

sarrolló la idea de que los grupos y los indi-

viduos están compuestos de un continente y

un contenido. Si bien, para un sujeto dado,

el grupo funciona como un continente, cada

sujeto tiene también en sí un contenido

(una nueva idea que aportar, por ejemplo).

Desde un punto de vista evolutivo, habla de

la relación dinámica entre la experiencia que

es proyectada (por el bebé), es decir, el con-

tenido, y un objeto que absorbe la experien-

cia, lo que sería el continente (el cuidador).

Si todo va bien, la relación entre ambos es

una de construcción de significado comple-

Alfredo Felices de la Fuente / Laura Blanco Presas