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Informaciones
Psiquiátricas
2018 - n.º
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La agresividad en el seno
de la terapia de grupo:
Nuestro trabajo de grupo se realiza en el
Centro de Atención y Seguimiento a las dro-
godependencias (CAS) de Sant Boi de Llo-
bregat, localidad de Barcelona, gestionado
por Benito Menni C.A.S.M., y concertado
con el servicio público de salud de Cataluña
(CatSalut). Cada semana se realizan cuatro
grupos de psicoterapia, de carácter semia-
bierto, para la deshabituación de sustancias
(dos grupos de alcohol de distintos niveles,
uno de cocaína, y uno de seguimiento post-
alta hospitalaria) y un grupo de terapia para
familiares. El tiempo medio de tratamiento
grupal son 18 meses. La intervención te-
rapéutica grupal incluye los componentes
básicos de corte cognitivo-conductual del
tratamiento de la adicción de cara a la con-
solidación de la abstinencia de tóxicos, y un
trabajo grupal siguiendo la concepción de
grupo de Bion (el individuo y sus perturba-
ciones como punto nodal en una dinámica de
grupo, tanto contribuyendo a las tensiones
del grupo como reflejándolas) y el enfoque
de la terapia grupoanalítica y su idea de
matriz grupal. Se potencia la participación
e intervención de los integrantes del grupo
a partir de la exploración y de la narración
de la propia experiencia personal, de las vi-
vencias del aquí y ahora, y cómo todo ello
afecta en los diferentes ámbitos de su vida,
con un foco predominante en la conducta
adictiva. Hemos creído importante especifi-
car este modelo de intervención que hemos
ido probando y finalmente asumiendo porqué
afecta a la forma en la que se manifiesta o
se mantiene la agresividad en el seno grupal.
El lenguaje, la manera en que se descri-
ben las vivencias pasadas, la música que se
tararea o menciona, los gestos que se ha-
cen, etc., tienen un sentido diferente en un
grupo de tratamiento para las adicciones. Es
común en estos grupos la prohibición del
uso de jerga, de ofrecer detalles (“recrear-
se”) cuando se narran consumos, recaídas o
historias pasadas, de hacer gestos asociados
al consumo
(p.ej. liar un porro, cortar co-
caína) pero no por ello suceden menos en el
seno grupal, como podemos esperar. Estos
hechos pueden vivirse, sentirse e interpre-
tarse de diferentes formas, pero casi siem-
pre tienen un elemento común, inconsciente
en ocasiones, de agresividad, de ataque al
vínculo, al continente (el grupo terapéu-
tico formado por todos sus miembros) y al
contenido (lo que se dice y acuerda en el
seno grupal, el grupo de trabajo, según lo
descrito por Bion); es decir, a veces la agre-
sividad sucede
en
el grupo (entre miembros)
y a veces se dirige
hacia
el grupo (la ta-
rea grupal). Según seamos los terapeutas, o
bien de aquellos que rápidamente exhibimos
nuestra autoridad al paciente, o de los que
permitimos el cuestionamiento a las normas,
veremos cómo reacciona el grupo ante estos
ataques. ¿Fomentamos o no una exploración
del sentido de dichos ataques? Según el día
que tengamos los componentes del grupo,
haremos una u otra, pero algo es claro en
adicciones: Los límites son fundamentales,
con lo que encontrar el punto medio a ve-
ces cuesta. Cada día afrontamos el riesgo
de que nuestra permisividad en la conducta
de los miembros del grupo pueda aumentar
la probabilidad de recaída en los demás. La
agresividad ofrece un potencial creativo y de
transformación al grupo, pero depende de
la actitud sustentadora del terapeuta que la
balanza se decante hacia uno y otro lado.
Freud
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, en su reflexión sobre el “Análisis
terminable e interminable”, desafía la visión
optimista del modelo psicoanalítico que de-
fendía que el tratamiento aporta estructura,
integración y progreso al desarrollo de la
Alfredo Felices de la Fuente / Laura Blanco Presas