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Informaciones
Psiquiátricas
2016 - n.º 224
Jordi Serra-Mestres
Introducción
Quejas sobre disfunción mnéstica o de la
función cognitiva se observan frecuentemen-
te en la población general, y son un motivo
de consulta a médicos de familia y de deri-
vación a clínicas de la memoria. Al mismo
tiempo, más de la mitad de adultos mayo-
res con problemas de memoria temen sufrir
demencia, y se observan más consultas por
problemas de memoria, no solo en los grupos
de edad más avanzados. Esta situación puede
ser en parte debida a la mayor información
y conocimiento que la población tiene en la
actualidad sobre las demencias y de la nece-
sidad de un diagnóstico precoz.
A pesar de estas observaciones, una pro-
porción significativa de pacientes valorados
en clínicas especializadas en trastornos cog-
nitivos no sufren demencia, siendo las fre-
cuencias de entre el 6 y el 30% dependiendo
de las series y de los centros (1,2). En uni-
dades más especializadas en adultos jóvenes,
estas frecuencias podrían llegar hasta el 80%
(Stone, comunicación personal). Si estos pa-
cientes no sufren demencia existiría un ries-
go de sobrediagnóstico.
En este sentido, la metamemoria, o ca-
pacidad de considerar el propio rendimien-
to mnéstico, presenta una gran variabilidad
tanto en la demencia incipiente como en
personas cognitivamente normales. La meta-
memoria puede no coincidir con la capaci-
dad mnéstica objetiva y por lo tanto causar
creencias poco fiables acerca de su estado;
creencias que están condicionadas por facto-
res psicológicos, patológicos, y ambientales.
¿Qué es normal?
La respuesta es que es difícil saberlo. No
existen datos fiables sobre la frecuencia de
síntomas cognitivos en la población general
y por grupos etarios. El compendio “Symp-
tom Base Rates in the General Population”
(3), referencia estudios con frecuencias de
todo tipo de síntomas físicos, mentales, y
cognitivos en muestras comunitarias de va-
rios países. Por ejemplo, en uno de los estu-
dios realizados en personas “normales” en la
comunidad (n=223) con una media de edad
de 30 años, el 20% refirió olvidar fechas de
citas, el 17% el contenido de conversacio-
nes, el 28% cosas que debían comprar en el
supermercado, el 26% la razón por la que
fueron a un cuarto de la casa, el 27% lo que
comieron en el desayuno del día anterior, y
un 31% no encontrar las llaves del coche (4).
En otro estudio más reciente en el Reino
Unido (5), se analizaron los resultados del
“English Psychiatric Morbidity Survey” a lo
largo de 14 años (25.553 participantes de
entre 16 y 74 años), y se observó que un 3%
de personas refirieron quejas cognitivas sub-
jetivas (QCS) de memoria, un 1% problemas
de concentración, y un 7% refirieron ambas.
La prevalencia de QCS fue más alta en el gru-
po de edad de 45-54 años (40%); prevalen-
cia que después decrece y que aumenta en el
grupo de edad mayor de 75 años. Estas QCS
se asociaron a sexo femenino, depresión, y
trastorno generalizado de ansiedad. También
se observó una asociación con la presencia
de estrés laboral (5).
¿Cuáles son las posibles causas
de trastorno de la memoria no
debido a demencia?
Como siempre en psiquiatría debe conside-
rarse la jerarquía nosológica, empezando por
causas de naturaleza orgánica y acabando
con las de naturaleza funcional. La tabla 1
presenta una lista de posibles etiologías.