Informaciones
Psiquiátricas
2015 - n.º 220
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variables. La característica fundamental es
que hay una
alteración del nivel de cons-
ciencia
(atención y alerta), pero también
se puede presentar alteraciones en diversas
funciones cognitivas
(por ejemplo, en la
memoria, en la orientación, en el pensamien-
to, en el lenguaje, en la percepción), y en
otras
funciones no intelectivas
(por ejem-
plo, en el comportamiento psicomotor, en el
estado afectivo, en el ciclo sueño-vigilia, en
el sistema neurovegetativo)
2
.
Las alteraciones psicomotoras nos deter-
minan las tres variantes principales del de-
lírium:
hiperactivo, hipoactivo y mixto
. A
pesar de ello, en una pequeña proporción de
pacientes no existen trastornos psicomoto-
res
2
. En ocasiones aparecen algunos síntomas
en la fase prodrómica (horas o días antes del
establecimiento de la entidad) que son rela-
tivamente frecuentes en ancianos pero ines-
pecíficos: trastornos del sueño, pesadillas,
dificultad de concentración, irritabilidad,
fatigabilidad o ansiedad. Todos estos sínto-
mas pueden limitarse a esta fase prodrómica
o progresar a un cuadro de delírium4. Otra de
sus principales características, es que el de-
lirium presenta un
inicio agudo/subagudo
con un
curso fluctuante
que puede durar ho-
ras o días. En este sentido, los síntomas son
muy variables a lo largo del día, y tienden a
empeorar por la noche.
El delírium es un trastorno muy frecuente
en los pacientes geriátricos. La
prevalencia
en los mayores de 85 años que viven en co-
munidad llega hasta el 14%. A nivel hospita-
lario, se sitúa entre un 10 a un 56%, con una
mortalidad de entre el 10 y el 65%
3
.
En los ancianos la
etiología
del delirium
suele ser compleja y
multifactorial
. Aun-
que no están del todo establecidos, se cono-
cen una serie de
factores predisponentes y
precipitantes
4,5,6
(ver Anexo 1). Los factores
predisponentes serían los factores de vulnera-
bilidad o factores de riesgo del paciente an-
ciano; mientras que los factores precipitantes,
serían los desencadenantes. En este contexto,
actualmente, uno de los modelos más usados
sería el modelo multifactorial del delirium
6,7
.
La importancia de este modelo multifactorial
reside en que tratando únicamente un factor
aislado, no es suficiente para resolver el delí-
rium. Según este modelo, es necesario actuar
sobre todos los posibles factores predisponen-
tes y precipitantes, ya que se ha comprobado
que pacientes muy vulnerables, pueden llegar
a desarrollar un delírium con estímulos poco
intensos, mientras que otros pacientes menos
vulnerables, necesitan múltiples factores des-
encadenantes para desarrollar un delirium
4,5,6
.
Otra de las variables a tener en cuenta sería la
importancia de los fármacos. La polifarmacia
a la que se ven sometidos algunos pacientes
ancianos potencia el síndrome confusional.
Algunos autores han sugerido que el delirium
es una de las formas de toxicidad por medi-
camentos más frecuentes en ancianos
8
(ver
Anexo 2).
El
diagnóstico
es fundamentalmente
clí-
nico
. Una vez diagnosticado el cuadro clí-
nico se deben realizar pruebas complemen-
tarias basadas en una minuciosa historia,
anamnesis y exploración apropiadas para
llegar a la causa que ha desencadenado el
delírium. En este sentido, un diagnóstico
precoz, junto con los factores de riesgo,
nos permitirá un manejo rápido, integral y
que prevenga las posibles complicaciones
3
.
Para ayudar a confirmar el diagnóstico, se
utilizan unas
pruebas estandarizadas
. Una
de las mejores herramientas de diagnóstico
sería el
Confusion Assessment Method
(CAM)
4
(ver Anexo 3), mientras que para la medi-
ción de la gravedad del trastorno, el más
utilizado es el
Delirium Rating Scale Revi-
sed98
(DRS-R-98)
9
(ver Anexo 4). El manejo
terapéutico del delírium implica, no sólo el
FUNCIONES COGNOSCITIVAS, CAPACIDADES FUNCIONALES Y DELIRIUM