Informaciones
Psiquiátricas
2020 - n.º
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social en los humanos, con frecuencia, más
que pensar autónomamente “somos pensa-
dos” por los sistemas simbólicos que nos es-
tructuran. Los sistemas simbólicos ayudan a
poner orden en el caos que amenaza el rico
y complejo mundo mental humano debido a
sus posibilidades “abiertas” que son fuente
de creatividad pero que implican un fuerte
riesgo de alteración esquizofrénica. Actual-
mente los análisis sobre el enorme papel
que representa el cerebro social son objeto
de gran interés neurológico. (8).
Espiritualidades y religiones
en busca de sentido
La razón por la que las ciencias de la men-
te podrían oportunamente interesarse de
forma específica por las espiritualidades y
religiones y no desdeñarlas, sería el hecho
de que estas dimensiones mentales juegan
un papel central en la búsqueda de sentido
de la mayoría de los humanos. Y la búsqueda
de sentido es una pieza fundamental de la
sanidad mental.
Iluminaciones y sabidurías
Desde hace muchos siglos espiritualida-
des y religiones han utilizado la palabra
“iluminación” o “sabiduría” para indicar un
espacio mental de equilibrio y sentido en el
que situar el “self”. El acceso a este espa-
cio está indicado tanto por formas de vida
adecuadas como por prácticas y ejercicios
de interiorización. Estos entramados vitales
han sido pilares fundamentales del progre-
so humano que se han extendido por todas
las culturas. Hay que decir sin ningún tipo
de reserva que hay que vigilar de cerca el
desarrollo de estas propuestas y sus codi-
ficaciones en estructuras sociales, a fin de
evitar los evidentes riesgos de deformación,
específicamente de deformación psíquica,
que dichas propuestas encierran. Efectiva-
mente, y aunque este no sea un riesgo ex-
clusivo del mundo espiritual o religioso, las
mejores propuestas humanizadoras guardan
relaciones de vecindad con deformaciones
mentales y sociales muy conocidas (obsesio-
nes, fundamentalismos, paranoias, mundos
visionarios…)
Las intersecciones: psicologías,
espiritualidades y religiones
Comentada la situación de relaciones en-
tre el mundo de las ciencias de la mente, las
espiritualidades y las religiones, puede ser
interesante tratar de establecer, aunque sea
de forma muy breve, una cierta distribución
de competencias entre ellas. Utilizando una
acertada comparación del Dalai Lama, las
ciencias de la mente representarían como
el agua para la vida: analizan aquello que
es condición indispensable para que la vida
mental se produzca correctamente. Las espi-
ritualidades, trabajando sobre la suposición
de que el agua fluye adecuadamente, podrían
equiparase a una infusión de té: se trata de
agua, pero con un contenido inspirador es-
pecífico que le da sabor (iluminación o sa-
biduría). Las religiones – la aproximación ya
es mía - al proponer relatos que nos “re-
velan” referencias trascendentes personales
no antropomórficas ( Dios), y aspectos de
la vida específicos que se comparten en en-
cuentros comunitarios diversos, podrían ser
como un “té con pastas”. Se trata solamente
de una aproximación pedagógica pero que
puede iluminar de algún modo la buena con-
vivencia que pueden establecer ciencias de
la mente, espiritualidades y religiones.
LA SALUD ESPIRITUAL, ¿EL FACTOR OLVIDADO?