Informaciones
Psiquiátricas
2020 - n.º
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La psiquiatría se propone normalizar la vida
mental pero podría ser que no debiera des-
interesarse de aquello que pueda coronar sa-
tisfactoriamente la vida mental reforzando
su robustez y su satisfacción, y aquí juegan
un papel importante las espiritualidades y
las religiones, precisamente analizadas para
que su papel no sea desestructurador. Efec-
tivamente, espiritualidades y religiones,
bien interpretadas y gestionadas, han sido
y siguen siendo muy significativas en tanto
que “proveedores” de tres dimensiones fun-
damentales de la salud mental: la confianza
básica, la búsqueda de sentido, y la madu-
rez amorosa. No se ve pues porque a priori
la psiquiatría tendría que desentenderse de
tales aportaciones.
La mente humana, rompiendo
esquemas animales
Un cerebro de lujo
Existe la convicción compartida y amplia-
mente justificada, que sitúa en el cerebro
la referencia clave de la distinción animal/
humano. Aunque culturalmente algunas
sociedades señalen como significativas en
la experiencia mental humana estructuras
corporales diferentes del cerebro (p. ej. el
“hara” en Japón o el corazón y los riñones
en la antropología hebrea), espontáneamen-
te y científicamente el órgano cerebral es
la referencia obvia de la actividad mental y
por ende, de la singularidad humana. Esta
singularidad, pese a ciertos intentos de re-
bajar su intensidad, resulta científicamente
indiscutible. Efectivamente no existe nin-
guna especie animal que haya asumido en
un espacio de tiempo breve como es el de
algunos milenios, un cambio de sus condi-
ciones de presencia en la Biosfera, como lo
han hecho los humanos, de manera que la
tradicional forma biológica de evolución por
mutaciones del sistema genético haya sido
ampliamente rebasada por actuaciones téc-
nica derivadas de la actividad de la propia
especie. El cerebro que ha protagonizado
este extraño proceder puede denominarse
un “cerebro de lujo” en la medida en que
sus capacidades de procesamiento han supe-
rado ampliamente las exigencias que impo-
ne la supervivencia. Los animales disponen
de una capacidad pulsional perfectamente
adaptada a la supervivencia de su especie.
Los humanos, también, pero además exhi-
ben una serie de actividades no esenciales
para sobrevivir pero que adornan la supervi-
vencia con dimensiones muy originales. Pa-
rece que estudios neurológicos apuntarían a
la idea que el progreso neural humano está
relacionado con nuevos circuitos conectivos
desarrollados evolutivamente en el cerebro
humano, y que precisamente estos circuitos
son los afectados por fallos mentales como
los relacionados con la esquizofrenia, que
correspondería al desbarajuste de las sutiles
posibilidades mentales del cerebro humano.
(4). Si esto es así, atender a lo propio del
“exceso” mental humano (dentro del que se
ubican las trascendencias), no tendría que
ser algo extraño a la psiquiatría.
Existen crecientes datos biológicos y evo-
lutivos muy interesantes que ilustran la sin-
gularidad humana. Todavía algunos siguen
hablando de que “pocos” genes distinguen
los humanos de sus parientes primates
(chimpancés por ejemplo), pero esta argu-
mentación sobre número de genes tiene hoy
muy poco interés. Desde el año 2000 y con el
advenimiento de la epigenética y el estudio
detallado de las interacciones entre genes
y de sus complejos sistemas de expresión
(metilaciones en el DNA o acciones sobre
las histonas) y las acciones de los múltiples
LA SALUD ESPIRITUAL, ¿EL FACTOR OLVIDADO?