Table of Contents Table of Contents
Previous Page  16 / 158 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 16 / 158 Next Page
Page Background

16

Informaciones

Psiquiátricas

2020 - n.º

239

especialmente importantes en mujeres dado

que sufren una mayor presión para propor-

cionar cuidados, incrementándose la posi-

bilidad de que experimenten consecuencias

psicológicas negativas.

Con el objetivo de realizar un análisis

cuantitativo de la ambivalencia en cuida-

dores, Losada y colaboradores (2017) de-

sarrollaron un instrumento para su medida

de forma directa, la Escala de Ambivalencia

del Cuidador (Caregiving Ambivalence Sca-

le; CAS). En una muestra de 401 cuidadores

españoles la escala CAS ha mostrado una

asociación significativa entre la ambivalen-

cia en el cuidador y el malestar psicológico

(21). La escala CAS ha recibido respaldo em-

pírico a través de trabajos como el realizado

por AboJabel, Schiffman y Werner (2020),

quienes la han validado al árabe y al hebreo.

A su vez, a través de la mencionada versión

de la escala se ha encontrado una asociación

positiva y significativa entre ambivalencia y

sintomatología depresiva (22).

La emoción de culpa en el cuidado

Tradicionalmente, la culpa ha sido descrita

como el sentimiento negativo producido por

el reconocimiento de la propia violación de

un valor o un estándar social relevante para

el individuo (23). En el caso de los estudios

realizados con cuidadores, la culpa ha sido

descrita como la percepción de haber violado

(o ser capaz de violar) una norma moral o so-

cial relacionada con el cuidado del familiar,

tanto en términos de pensamiento como de

acción (24; 25). Así mismo, la culpa incluye

la expectativa de una responsabilidad moral

de cuidar a quien padece la demencia, inclu-

yendo una evaluación negativa y subjetiva

del desempeño del cuidador y una sensación

de transgresión moral en el desempeño de

las tareas del cuidado (26). La culpa es una

emoción con una gran influencia sociocul-

tural, por lo que puede que ciertas manifes-

taciones de la misma se produzcan más en

unas culturas que en otras (27).

Si bien los sentimientos de culpa pueden

tener un papel adaptativo, favoreciendo que

se produzcan cambios en el comportamien-

to de una persona (por ejemplo, favorecer

el autocontrol (27), en ocasiones pueden

aparecer dificultades para regularla que fa-

vorezcan que su aparición sea más intensa

o recurrente de lo habitual. Por lo tanto,

podría diferenciarse entre culpa adaptativa

(lleva al cambio) y culpa desadaptativa o pa-

tológica (bloquea al individuo o inicia pro-

cesos patológicos de rumiación y evitación

de conductas adaptativas). Así, por ejemplo,

el sentimiento de culpa puede llevar a doblar

el esfuerzo que se dedica al cuidado que, ya

de por sí, era agotador. Por lo tanto, el gra-

do en el que entre las motivaciones para el

cuidado se encuentre la culpa, o el grado en

el que las acciones del cuidador sean guiadas

por sentimientos de culpa, puede favorecer

el desarrollo de un proceso psicopatológico

con importantes consecuencias negativas

para el proceso del cuidado (28). El contexto

del cuidado, muy unido a conceptos como

el sufrimiento o la pérdida, favorece mucho

el surgimiento de la culpa. Por ejemplo, y

basándonos en el trabajo de Meuser y Marwit

(2001), es frecuente que aparezca tras una

fase de rechazo inicial de la enfermedad del

familiar, cuando ya no se puede evitar la rea-

lidad de la enfermedad, tras la decisión de

ingresar al familiar en una residencia, tras

la pérdida (duelo real o duelo anticipado),

u otras situaciones habituales en el proce-

so del cuidado. Y la probabilidad de pade-

cer sentimientos de culpa puede mantenerse

tras el cuidado, asociada a importantes sen-

timientos de pérdida, fruto de conflictos no

Andrés Losada / María del Sequeros Pedroso Chaparro / Laura Gallego-Alberto /

Cristina Huertas / María Márquez González