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Informaciones
Psiquiátricas
2020 - n.º
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especialmente importantes en mujeres dado
que sufren una mayor presión para propor-
cionar cuidados, incrementándose la posi-
bilidad de que experimenten consecuencias
psicológicas negativas.
Con el objetivo de realizar un análisis
cuantitativo de la ambivalencia en cuida-
dores, Losada y colaboradores (2017) de-
sarrollaron un instrumento para su medida
de forma directa, la Escala de Ambivalencia
del Cuidador (Caregiving Ambivalence Sca-
le; CAS). En una muestra de 401 cuidadores
españoles la escala CAS ha mostrado una
asociación significativa entre la ambivalen-
cia en el cuidador y el malestar psicológico
(21). La escala CAS ha recibido respaldo em-
pírico a través de trabajos como el realizado
por AboJabel, Schiffman y Werner (2020),
quienes la han validado al árabe y al hebreo.
A su vez, a través de la mencionada versión
de la escala se ha encontrado una asociación
positiva y significativa entre ambivalencia y
sintomatología depresiva (22).
La emoción de culpa en el cuidado
Tradicionalmente, la culpa ha sido descrita
como el sentimiento negativo producido por
el reconocimiento de la propia violación de
un valor o un estándar social relevante para
el individuo (23). En el caso de los estudios
realizados con cuidadores, la culpa ha sido
descrita como la percepción de haber violado
(o ser capaz de violar) una norma moral o so-
cial relacionada con el cuidado del familiar,
tanto en términos de pensamiento como de
acción (24; 25). Así mismo, la culpa incluye
la expectativa de una responsabilidad moral
de cuidar a quien padece la demencia, inclu-
yendo una evaluación negativa y subjetiva
del desempeño del cuidador y una sensación
de transgresión moral en el desempeño de
las tareas del cuidado (26). La culpa es una
emoción con una gran influencia sociocul-
tural, por lo que puede que ciertas manifes-
taciones de la misma se produzcan más en
unas culturas que en otras (27).
Si bien los sentimientos de culpa pueden
tener un papel adaptativo, favoreciendo que
se produzcan cambios en el comportamien-
to de una persona (por ejemplo, favorecer
el autocontrol (27), en ocasiones pueden
aparecer dificultades para regularla que fa-
vorezcan que su aparición sea más intensa
o recurrente de lo habitual. Por lo tanto,
podría diferenciarse entre culpa adaptativa
(lleva al cambio) y culpa desadaptativa o pa-
tológica (bloquea al individuo o inicia pro-
cesos patológicos de rumiación y evitación
de conductas adaptativas). Así, por ejemplo,
el sentimiento de culpa puede llevar a doblar
el esfuerzo que se dedica al cuidado que, ya
de por sí, era agotador. Por lo tanto, el gra-
do en el que entre las motivaciones para el
cuidado se encuentre la culpa, o el grado en
el que las acciones del cuidador sean guiadas
por sentimientos de culpa, puede favorecer
el desarrollo de un proceso psicopatológico
con importantes consecuencias negativas
para el proceso del cuidado (28). El contexto
del cuidado, muy unido a conceptos como
el sufrimiento o la pérdida, favorece mucho
el surgimiento de la culpa. Por ejemplo, y
basándonos en el trabajo de Meuser y Marwit
(2001), es frecuente que aparezca tras una
fase de rechazo inicial de la enfermedad del
familiar, cuando ya no se puede evitar la rea-
lidad de la enfermedad, tras la decisión de
ingresar al familiar en una residencia, tras
la pérdida (duelo real o duelo anticipado),
u otras situaciones habituales en el proce-
so del cuidado. Y la probabilidad de pade-
cer sentimientos de culpa puede mantenerse
tras el cuidado, asociada a importantes sen-
timientos de pérdida, fruto de conflictos no
Andrés Losada / María del Sequeros Pedroso Chaparro / Laura Gallego-Alberto /
Cristina Huertas / María Márquez González