Informaciones
Psiquiátricas
2020 - n.º
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totípica de estrés crónico (3) que se asocia
con importantes niveles de malestar físico y
psicológico, superiores a los manifestados
por personas no cuidadoras (4). Igualmente,
los argumentos anteriores permiten com-
prender por qué modelos teóricos dirigidos
a estudiar el estrés, como el modelo socio-
cultural de estrés y afrontamiento adaptado
al cuidado (5), han recibido un abundante
apoyo empírico.
Las manifestaciones psicológicas que más
se han estudiado son la depresión y la car-
ga o sobrecarga, y en menor medida la sin-
tomatología ansiosa. Los datos disponibles
muestran tasas de prevalencia destacadas
de estas problemáticas. Por ejemplo, metaa-
nálisis recientes muestran un porcentaje de
problemas de depresión en un 27.7 y 35.01
% de cuidadores (6), y de ansiedad en un
20.6 y un 46.2 % de cuidadores (7).
Sin embargo, y sorprendentemente, otras
manifestaciones de sufrimiento que se ob-
servan en muchos cuidadores, como es la
ambivalencia emocional (sentimientos mix-
tos hacia el familiar cuidado) o la culpa, se
han estudiado poco, a pesar de que pueden
ser relevantes a la hora de comprender el
desarrollo de la sintomatología depresiva en
los cuidadores (8).
El objetivo principal del presente trabajo
es describir los sentimientos de ambivalen-
cia y culpa en cuidadores, presentando un
modelo que permita comprender su impor-
tancia a la hora de entender el surgimiento
y mantenimiento de síntomas depresivos en
los cuidadores.
Ambivalencia en el cuidado
La ambivalencia emocional, definida como
la experimentación simultánea de emociones
positivas y negativas (9), se ha estudiado
principalmente en padres que presentan ac-
titudes o sentimientos mixtos hacia sus hi-
jos (10; 11), y se ha asociado a menor bien-
estar psicológico (12). Estudios en los que
también se analizan relaciones interpersona-
les han vinculado también la experiencia de
ambivalencia con mayor riesgo de problemas
de salud (13; 14).
Si bien se ha considerado que un escenario
muy apropiado para su estudio es la situa-
ción del cuidado (15), y estudios cualitati-
vos como el de Shim, Barroso y Davis (2012)
respaldan la existencia de sentimientos posi-
tivos y negativos de forma simultánea hacia
la persona cuidada o la experiencia del cui-
dado, apenas se ha analizado el papel de la
ambivalencia en este contexto. Son muchas
las situaciones que se producen a lo largo
del proceso del cuidado que pueden favore-
cer la aparición de emociones ambivalentes.
Por ejemplo, tal y como indica Coser (1966),
la ambivalencia podría ser especialmente in-
tensa en las transiciones de rol, haciéndose
más probable una mayor ambivalencia cuan-
do se produce una transición de rol hacia ser
cuidador (18). Y algo similar puede pasar en
fases finales del proceso, como la institucio-
nalización del familiar enfermo, cuando se
pueden dar sentimientos de culpa por “aban-
donar” al familiar y ansiedad con respecto a
su seguridad y bienestar y, a su vez, alivio
al verse liberado de las demandas diarias del
cuidado y felicidad ante la posibilidad de pa-
sar tiempo libre de forma personalmente va-
liosa (18). A su vez, los sentimientos de am-
bivalencia pueden ser más probables en las
situaciones de cuidado en las que existía una
mala relación previa a la enfermedad, y a su
vez la existencia de ambivalencia puede pro-
longar el sufrimiento de los cuidadores por
dificultar un proceso normal de duelo (19).
Tal y como mencionan Penning y Wu (2016),
los sentimientos de ambivalencia pueden ser
SENTIMIENTOS DE AMBIVALENCIA Y CULPA EN CUIDADORES FAMILIARES
DE PERSONAS CON DEMENCIA. ASPECTOS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS