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Informaciones
Psiquiátricas
2016 - n.º 226
los tipos de ictus (hemorrágicos versus is-
quémicos), pero sí una mayor presencia de
la alteración en ictus anteriores o cercanos
al lóbulo frontal.
Trastornos conductuales
La conducta es el abanico de actos obser-
vables mostrados por las personas; normal-
mente nos referimos a conductas exhibidas
en contextos de interacción social. El térmi-
no trastorno conductual supone una desvia-
ción patológica con respecto a una norma
que tiene componentes tanto individuales
como sociales
47
. En las nosologías psiquiá-
tricas gran parte de estos pacientes reciben
el diagnóstico de Trastorno Orgánico de la
Personalidad (TOP).
La diversidad de los trastornos conduc-
tuales tras el ictus es elevada. Comparati-
vamente con los trastornos afectivos han
recibido poca atención por parte de los in-
vestigadores. Abarcan desde la verborrea, la
suspicacia, el egocentrismo, el infantilis-
mo, la rigidez cognitiva y la exacerbación
de los rasgos de personalidad previos, hasta
la irritabilidad, la agresividad o la apatía. A
continuación nos detendremos en estos tres
últimos síntomas:
Irritabilidad/agresividad
El término irritabilidad ha sido amplia-
mente utilizado a la hora de describir a
pacientes con ictus y alteraciones conduc-
tuales. Se trata de un síntoma pobremente
definido, se intercambia con facilidad con
términos como agresividad, hostilidad y en-
fado
48, 49
. Para algunos autores se trata de
una conducta, para otros sin embargo se tra-
ta de una emoción; si nos situamos en el
terreno de las emociones, en ocasiones se
conceptualiza como un estado afectivo, es
decir, más estable duradero e independien-
te de los estímulos externos, mientras que
en otras se ve como una emoción breve que
responde a eventos del entorno. La ausencia
de consenso en torno al concepto provoca
que en ocasiones se hable de irritabilidad
como síntoma mientras que en otras oca-
siones se lo considere un síndrome. Autores
como Mangelli
50
, por ejemplo, sugieren que
el humor irritable puede presentarse en au-
sencia de ansiedad o depresión mayor y que
podría contemplarse conceptualmente como
un síndrome diferenciado.
Snaith y Taylor
48
, y con posterioridad Craig
y cols
49
, la han definido como un estado
afectivo que predispone a la expresión de
emociones como el enfado, a ideas o pro-
ducciones cognitivas hostiles y a conductas
agresivas. Vemos como en esta definición se
apuesta por un estado afectivo central y a
dimensiones emocionales, cognitivas y con-
ductuales derivadas del mismo.
En personas con ictus la irritabilidad pue-
de ser una consecuencia directa de la lesión
cerebral, principalmente del lóbulo frontal
y del sistema límbico
51, 52
o una respuesta
afectiva reactiva a la pérdida de capacidades
premórbidas
53
.
Angelelli y su equipo
14
valoraron el estado
psicopatológico de 124 personas con ictus
mediante el Inventario Neuropsiquiátrico
(NPI). Los resultados obtenidos muestran
una alta presencia de irritabilidad, situándo-
se ésta en el segundo lugar tras la depresión.
El 33% de la muestra presenta irritabilidad,
manifestada como respuestas de impacien-
cia con pequeñas cosas del día a día (73%),
episodios de enfado (62%) y cambios en el
pensamiento (58%). En este estudio, el tras-
torno del lenguaje y la edad son variables
que correlacionan con la presencia de irrita-
bilidad. Los sujetos con afasia motora y los
más jóvenes manifiestan mayores niveles de
Naiara Mimentza / José Ignacio Quemada