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Informaciones
Psiquiátricas
2019 - n.º
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Discusión
Los resultados obtenidos muestran que el
porcentaje de hombres derivados a los dife-
rentes recursos analizados supera al de mu-
jeres tanto en el caso de las Unidades de
Rehabilitación y Tratamiento Psiquiátrica
(UHTR) como en todos los recursos de re-
habilitación comunitarios Diurnos y Resi-
denciales. Si bien, dicha tendencia no se da
en el caso de todos, puesto que en el caso
de las Unidades de Hospitalización Breve
(UHB), el porcentaje es del 51% a favor de
las mujeres, mientras que en las Unidades de
Cuidados Prolongados Psiquiátricos (UCPP)
el porcentaje de mujeres es muy superior al
de los hombres (74% vs 26%). Si bien, como
se señala con anterioridad, este último dato
se encuentra sesgado debido al tipo de de-
rivaciones que se realizan a dicho recurso.
A priori, esto puede hacer plantearse que,
tal y como afirma FEDEAFES (2014), los re-
cursos, servicios y programas dirigidos a la
atención de personas con trastorno mental
grave atienden un mayor porcentaje de hom-
bres, existiendo por lo tanto una brecha de
género (una menor derivación y participa-
ción de las mujeres en los recursos debido
a su género). Pero, como puede observarse
en la tabla 1, los datos obtenidos en dichos
centros distan del dato que reflejan en su
estudio en el que afirman que, concretamen-
te, atienden al doble de hombres que de mu-
jeres, lo cual supondría una diferencia del
67% vs 33% a favor de los hombres. En este
sentido, dicha diferencia únicamente se da-
ría en el caso de los Centros de Rehabilita-
ción Laboral (CRL) (31% vs 69%), un área,
la productiva-laboral, que tal y como ya se
ha señalado, está especialmente atravesada
por los mandatos de género, por lo que es
previsible que el sesgo de género sea mayor.
Además de los motivos que ya se han men-
cionado, aplicando la perspectiva de género
para explicar el sesgo en las derivaciones,
diferentes estudios apuntan a que las mu-
jeres son derivadas más tardíamente porque
suelen tener un mejor ajuste premórbido y
funcionamiento psicosocial (Usall, 2003) y
esto sería debido a que los roles femeni-
nos tradicionales llevan a situaciones me-
nos exigentes de funcionamiento, como es
el rol doméstico (Rullas et al, 2013), y/o
precisamente por ese mejor ajuste, pueden
parecer menos susceptibles de un proceso
de rehabilitación psicosocial. Asimismo, en
la misma línea de ese mejor ajuste, cuando
los progenitores se van haciendo mayores,
pueden no precisar de tantos apoyos, una
circunstancia que suele ser motivo de de-
rivación e intervención en los recursos de
rehabilitación psicosocial.
El hecho de que el porcentaje de hombres y
mujeres esté igualado en el caso de las Uni-
dades de Hospitalización Breve (UHB), re-
cursos que sobre todo suelen ser empleados
en el caso de desestabilización psiquiátrica,
pero sean siempre superiores a favor de los
hombres en el caso de las Unidades de Reha-
bilitación y Tratamiento Psiquiátrica (UHTR)
y de todos los recursos comunitarios (Diurnos
y Residenciales) tentativamente puede llevar
a pensar que las necesidades de intervención
sobre la población son las mismas.
No se dan diferencias de prevalencia en
cuanto al sexo en Trastornos Mentales Gra-
ves tales como los trastornos psicóticos o
trastorno bipolar, donde los porcentajes son
parejos, no siendo así en el Trastorno Límite
de la Personalidad, donde el porcentaje de
mujeres diagnosticadas es mayor que el de
hombres. Esto no parece debido a factores
biológicos ligados al sexo. Por el contrario,
influyen factores psicosociales relacionados,
en parte, con el papel de género tradicional,
que expone a las mujeres a mayores tensio-
Maria Amores Gonzalez / Paola Fernandez Catalina / José Luís Arroyo Cifuentes / Carlos Rebolleda Gil