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78

Informaciones

Psiquiátricas

2019 - n.º

236

En relación al género, mientras que algu-

nos autores no encuentran diferencias sig-

nificativas a nivel cognitivo entre géneros

(34), el estudio de Liu y colaboradores (35)

apunta a que las mujeres podrían obtener

peores resultados en las pruebas de memoria

de trabajo en comparación con los hombres

con dependencia al alcohol.

Otro de los factores a tener en cuenta son

los antecedentes de traumatismo craneoen-

cefálico (TCE), que las personas con tras-

torno por uso de alcohol padecen con más

frecuencia que el resto de población. Parece

que los pacientes con TCE y abuso de sustan-

cias tienen peor rendimiento cognitivo que

el esperado por cada uno de los diagnósticos

por separado (36).

Por último, a tener en cuenta que anorma-

lidades nutricionales y metabólicas, enfer-

medad cardiovascular y hepatopatía son fac-

tores de riesgo conocidos para el desarrollo

de déficits cognitivos asociados al consumo

de alcohol (37,38).

Alteraciones neurobiológicas

y neuropsicológicas

El consumo prolongado de alcohol se ha

relacionado con pérdida neuronal (en espe-

cial de materia blanca) en el córtex frontal,

hipotálamo y cerebelo (19). Estudios de neu-

roimagen cerebral muestran anormalidades

morfológicas (atrofia frontal), estructurales

(aumento del tamaño de los ventrículos, sur-

cos y fisuras) y funcionales (menor glucosa

y flujo sanguíneo reducido en los lóbulos

frontales) (39). Los mecanismos implicados

tienen que ver, por un lado, con el efecto

neurotóxico directo del alcohol sobre el ce-

rebro, el estrés oxidativo, la excitotoxicidad,

daño mitocondrial y apoptosis. Y por el otro,

con el déficit de tiamina por desnutrición,

malabsorción en el tracto digestivo y fallo

hapático, que tienen que ver con la apari-

ción de condiciones severas como la encefa-

lopatía de Wernicke y el síndrome de Wernic-

ke-Korsakoff (5).

Este daño se traduce en deterioro cogniti-

vo, alteraciones de personalidad, problemas

en la regulación afectiva y, en consecuen-

cia, afectación funcional. Las alteraciones

más comunes son las relacionadas con los

problemas de memoria y aprendizaje, funcio-

nes ejecutivas (toma de decisiones, fluencia

verbal, abstracción, resolución de proble-

mas) y análisis y síntesis visoespacial. La

velocidad de procesamiento psicomotriz y de

procesamiento de la información así como

la memoria de trabajo también suelen ver-

se afectadas (5). Existen también estudios

que apuntan dificultades en la cognición

social, en concreto en la empatía emocio-

nal y la capacidad de juicio emocional, que

pueden acarrear dificultades en las relacio-

nes sociales (40). En cambio, los procesos

de memoria implícita/automática, la me-

moria procedimental y habilidades motoras,

así como habilidades cristalizadas como la

inteligencia general, el vocabulario, el cono-

cimiento general o las habilidades sociales

suelen mantenerse preservadas, hecho que

contribuye a que el déficit cognitivo pueda

pasar desapercibido (41).

Implicaciones del deterioro

cognitivo sobre el tratamiento

El deterioro neurocognitivo interfiere en el

proceso de tratamiento del alcoholismo y en

sus resultados (20). Su presencia incide en

las posibilidades de vinculación y aprovecha-

miento de las intervenciones y tratamientos

para el abandono de la sustancia. Contribu-

ye a la obtención de peores resultados en

el tratamiento, incluyendo peor adherencia

y mayor tasa de recaídas, peor autoeficacia

Celia Mareca Viladrich