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Informaciones

Psiquiátricas

2018 - n.º

234

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Según algunos estudios, la frecuencia oscila

entre el 10 y el 31% de los niños y jóvenes

(21) porcentaje muy superior al estimado en

la población general infanto-juvenil, aun-

que son escasas las referencias a sus carac-

terísticas y necesidades.

En Cataluña según datos de la DGAIA pre-

sentados en el nuevo programa marco de co-

laboración con el departamento del CatSa-

lut. Los menores protegidos por la DGAIA

tienen una tasa seis veces mayor sobre la

población general de atención por servicios

de Salud mental y el 24% padecen algún

problema de salud mental. De este 24%, el

34% están en centros, el 19% Acogidos en

Familia extensa y 10% están acogidos en fa-

milia ajena. Según la tipología del recurso:

un 50% de los menores acogidos en un CREI,

un 35% de los acogidos en CRAE (Centro Re-

sidencial de Acción Educativa) y un 22% de

los acogidos en CA (Centro de acogida) tie-

nen problemas de Salud mental.

Las condiciones genéticas-prenatales, las

condiciones relacionadas con los cuidados

previos y posteriores al cuidado residencial

interaccionan e influyen en el desarrollo

neuropsicológico. Estos niños tienen peor

salud física, mayor prevalencia de proble-

mas del aprendizaje y del lenguaje y peo-

res logros académicos que otros niños (11).

Las experiencias sociales que hacen que en-

tren en AR representan por tanto factores

de riesgo para su bienestar físico y salud

mental. La exposición a trauma psicológico,

de privación emocional y otras condiciones

limitan la oportunidad de desarrollar ape-

gos seguros. Posteriormente cuando entran

en bajo el sistema de protección también

encuentra un número de eventos estresantes

como la perdida de los padres biológicos, in-

tegración a nuevas familias o a nuevos em-

plazamientos residenciales y diversos cam-

bios en los emplazamientos a lo largo de su

infancia. Se han identificado diferentes pre-

dictores de problemas de salud mental como

son una mayor edad a la hora de entrar en

cuidados residenciales, inestabilidad en los

emplazamientos, percepción de inseguridad

en los emplazamientos y discapacidad cog-

nitiva (2). Las rupturas de emplazamiento

a menudo ocurren cuando los cuidadores se

ven confrontados por serias conductas dis-

ruptivas pero la inestabilidad influye en un

deterioro cada vez mayor de la salud men-

tal del niño (2). Entrar a una corta edad en

una familia acogedora parece ser un factor

protector en los problemas de salud mental,

pero sin embargo es un factor de riesgo para

el cuidado residencial (3). La edad de entra-

da en el acogimiento residencial se ha re-

lacionado con mayores problemas de apego

y desarrollo neurológico y emocional. Estas

dificultades en el apego (apegos inseguros

y desorganizados) correlacionan con la pre-

sencia de problemas conductuales y emocio-

nales (7).

Parecería por tanto que los niños y jóve-

nes del sistema de protección a la infancia,

constituyen una población con una clara

necesidad de atención psicológica y clíni-

ca; sin embargo, a pesar de esta evidencia

científica, sólo una cuarta parte de los me-

nores con problemas y alteraciones de salud

mental reciben la asistencia clínica necesa-

ria (19). La derivación a servicios de salud

mental no está relacionada con el número

y severidad de los síntomas (11). Ciertas

formas de maltrato, principalmente el abuso

sexual y físico, es más probable que se de-

riven a servicios de salud mental mientras

niños que solo han experimentado negligen-

cia es menos probable que sean derivados.

Este hecho parece más relacionado con las

percepciones de los derivadores que con una

mayor severidad del daño.

LOS JÓVENES TUTELADOS CON PROBLEMAS DE CONDUCTA ATENDIDOS EN LOS

CENTROS RESIDENCIALES DE EDUCACIÓN INTENSIVA (CREI) DE CATALUÑA