Informaciones
Psiquiátricas
2017 - n.º 228
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Los síndromes geriátricos identificados
inicialmente por Bernard Isaacs en los años
70 se han ido ampliando con nuevos con-
ceptos como el deterioro cognitivo, la fra-
gilidad, la sarcopenia, motilidad, trastorno
del sueño, delirium, fragilidad e inmovili-
dad, ulceras por presión, polifarmacia o ia-
trogenia. La lista de síndromes es extensa y
nunca cerrada asociados a unos factores de
riesgo vinculados a condicionantes sociales
(pesa tanto el código genético como el có-
digo postal). Así, en muchos casos, cuestio-
nes como vivir en soledad, la falta de rela-
ciones o de apoyos sociales, la incultura, el
desconocimiento de los eventuales recursos
disponibles, un entorno hostil o los con-
dicionantes económicos se constituyen en
factor de riesgo habitual para buena parte
de los síndromes geriátricos más comunes.
Un ejemplo el síndrome por caídas (New-
ton, la gravedad y la manzana) nos viene
a recordar que la vejez supone un desgaste
del sistema muscular (sarcopenia) que ha-
bía surgido para luchar contra la ley de la
gravedad: los niños inmaduros y los viejos
desgastados pierden el control de la ley de
la gravedad.
Psicogeriatría evolucionista
La Psicopatología evolucionista trata-
ría los siguientes aspectos: 1) Problemas
de supervivencia (adquisición y selección
de alimentos, hallar vivienda y combatir
predadores y otros peligros); 2) Elección
de pareja; 3) Relaciones de parentesco; 4)
Problemas de convivencia en grupo: coope-
ración / competición; 5) Estatus, prestigio,
dominancia social. Todos ellos aspectos co-
munes ya seas, hombre mujer, obispo, pig-
meo, yuppie,…
La
experiencia
que aportan las personas
ancianas favorece la adaptación y la super-
vivencia de las siguientes generaciones. En
la vejez, las emociones, que son maneras
de funcionar especializadas, moldeadas por
la selección natural para ajustar los patro-
nes fisiológicos, psicológicos y conductua-
les del organismo para responder de modo
adaptado a las amenazas y oportunidades
aparecen en la vejez más atemperadas.
El
duelo
como estrategia para resolver
los conflictos de pérdidas, en la vejez se
presentan con poca depresión para la can-
tidad de duelos que tienen, tanto físicos
(dolores y molestias físicas) como psicoló-
gicos (muerte de seres queridos, amigos).
La perspectiva del ser humano viejo es so-
bretodo sobrevivir.
Desde una hipótesis evolucionista, se ha-
bría seleccionado la capacidad de tolerar la
restricción alimentaria en épocas de gran
escasez que en la juventud daría lugar a la
anorexia y en la vejez al
sacrificio perso-
nal
en pro del grupo y a cargo de la vejez.
Respecto al
engaño y autoengaño
, si
bien socialmente el ser humano se siente
presionado para decir mentiras, todo y es-
tar programados para no mentir, se tiende
a uso de la mentira que genera una serie de
alteraciones físicas y mentales de estrés. A
partir de los 60 años se genera en los se-
res humanos una inclinación notable por las
percepciones y los recuerdos positivos. Esto
puede tener sentido si tenemos en cuen-
ta que a partir de esa edad el cuerpo ya
no tiene la fuerza de la juventud y es más
propenso a sucumbir a infecciones y enfer-
medades.
La selección natural no tiene en cuenta
nuestro bienestar sino
nuestra supervi-
vencia
. Así la supervivencia de la persona
no tiene un valor ilimitado. Lo vemos en el
joven que teme no ser válido o el viejo que
EVOLUCIONISMO Y VEJEZ
