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Informaciones

Psiquiátricas

2018 - n.º

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porque se lo toma como una medida

terapéutica más, una obligación con la

que tiene que cumplir. El terapeuta dice

que esto que ahora menciona Enric, venir

como obligación, o hábito, le hace pen-

sar en algo importante para el grupo, que

ya lleva semanas surgiendo sin llegar a

concretarse, y es cómo viven el proceso

de reincorporarse al grupo después de un

tiempo sin ver a los demás por culpa de

una recaída (Nota: los pacientes pueden

acudir siempre que no hayan consumido

ese mismo día). El grupo se queda en si-

lencio. Ana rompe el silencio hablando de

bodas y fiestas varias, con risas del resto

(excepto Enric, César y Pep). Vuelven a

quedarse callados.

Tomás vuelve a hablar de su operación

de estómago. Habla de las analíticas y de

cómo después de unos meses de absti-

nencia los valores físicos se estabilizan.

Incluso en caso de una recaída puntual,

la mejoría física sigue presente.

Pausa.

Enric comenta que son las repercusiones

psicológicas las más devastadoras cuando

se produce una recaída, la sensación de

fracaso que queda después. Silencio. El

terapeuta dice a Enric que una parte de

él le hace acudir al grupo porque es lo

que tiene que hacer, ya que es una per-

sona muy exigente consigo misma. Aña-

de que esa misma exigencia también le

hace sentirse desubicado, fuera de lugar,

incómodo, porque venir al grupo es un

recordatorio constante del fracaso que,

para él, supuso la recaída. Enric, en si-

lencio, se recuesta en la silla, y asiente

con la cabeza, mirando al suelo. El resto

del grupo queda en silencio.

Hawkins (1986)

8

apoya la utilidad y el va-

lor de periodos de conflicto o inestabilidad

en el grupo. Aunque las fases de inestabili-

dad, como queda reflejado en la asistencia

errática o los abandonos, tiene un efecto

desmoralizador y desorganizador en el gru-

po, también ofrece a sus miembros la opor-

tunidad de explorar su sentido en el contexto

de sus vidas. A menudo, el grupo inestable

evoca, de forma consciente o inconsciente,

recuerdos y emociones de periodos de ines-

tabilidad de su entorno, del continente fami-

liar. Si esto es entendido e integrado, puede

promover un efecto de sanación/transforma-

ción, y no de disrupción, en los miembros

del grupo.

En el desarrollo grupal, las acciones y de-

seos de reparación emergen como intentos

de supervivencia después de los ataques a

los que los miembros han sometido al grupo.

Esto aumenta la responsabilidad personal

por el grupo y genera procesos de reparación

que tiene un efecto madurativo en él. De

forma simbólica, el grupo-madre se restau-

ra como una fuente de alimento (mental) y

contención (emocional), pudiendo observar

una disminución de los ataques destructivo-

envidiosos, con un correspondiente incre-

mento en la capacidad de preocupación por

el otro/el grupo.

Todo lo dicho hasta ahora deja clara la

necesidad de apoyo y supervisión para el

conductor de grupo, elementos esenciales en

todo trabajo grupal (Sunyer,2008)

9

. La super-

visión, ya sea formal o entre iguales, ayuda a

clarificar lo que sucede en el grupo, la fuente

del antigrupo, y el papel del terapeuta a la

hora de exacerbarlo o aceptarlo. La necesi-

dad de apoyo en esta situación está ligada

estrechamente al concepto de grupo como

continente; y es que el conductor de grupo

necesita contención si ha de facilitar que el

grupo sea capaz de sostener a sus miembros:

Ya nos lo decía Winnicott (1965)

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, cuando

explicaba la función maternal, y la necesidad

LOS SOLDADOS PERSAS DE LAS CORTINAS DE FOULKES,

O LA AGRESIVIDAD EN TERAPIA DE GRUPO