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Informaciones

Psiquiátricas

2018 - n.º

234

La agresividad en el seno

de la terapia de grupo:

Nuestro trabajo de grupo se realiza en el

Centro de Atención y Seguimiento a las dro-

godependencias (CAS) de Sant Boi de Llo-

bregat, localidad de Barcelona, gestionado

por Benito Menni C.A.S.M., y concertado

con el servicio público de salud de Cataluña

(CatSalut). Cada semana se realizan cuatro

grupos de psicoterapia, de carácter semia-

bierto, para la deshabituación de sustancias

(dos grupos de alcohol de distintos niveles,

uno de cocaína, y uno de seguimiento post-

alta hospitalaria) y un grupo de terapia para

familiares. El tiempo medio de tratamiento

grupal son 18 meses. La intervención te-

rapéutica grupal incluye los componentes

básicos de corte cognitivo-conductual del

tratamiento de la adicción de cara a la con-

solidación de la abstinencia de tóxicos, y un

trabajo grupal siguiendo la concepción de

grupo de Bion (el individuo y sus perturba-

ciones como punto nodal en una dinámica de

grupo, tanto contribuyendo a las tensiones

del grupo como reflejándolas) y el enfoque

de la terapia grupoanalítica y su idea de

matriz grupal. Se potencia la participación

e intervención de los integrantes del grupo

a partir de la exploración y de la narración

de la propia experiencia personal, de las vi-

vencias del aquí y ahora, y cómo todo ello

afecta en los diferentes ámbitos de su vida,

con un foco predominante en la conducta

adictiva. Hemos creído importante especifi-

car este modelo de intervención que hemos

ido probando y finalmente asumiendo porqué

afecta a la forma en la que se manifiesta o

se mantiene la agresividad en el seno grupal.

El lenguaje, la manera en que se descri-

ben las vivencias pasadas, la música que se

tararea o menciona, los gestos que se ha-

cen, etc., tienen un sentido diferente en un

grupo de tratamiento para las adicciones. Es

común en estos grupos la prohibición del

uso de jerga, de ofrecer detalles (“recrear-

se”) cuando se narran consumos, recaídas o

historias pasadas, de hacer gestos asociados

al consumo

(p.ej

. liar un porro, cortar co-

caína) pero no por ello suceden menos en el

seno grupal, como podemos esperar. Estos

hechos pueden vivirse, sentirse e interpre-

tarse de diferentes formas, pero casi siem-

pre tienen un elemento común, inconsciente

en ocasiones, de agresividad, de ataque al

vínculo, al continente (el grupo terapéu-

tico formado por todos sus miembros) y al

contenido (lo que se dice y acuerda en el

seno grupal, el grupo de trabajo, según lo

descrito por Bion); es decir, a veces la agre-

sividad sucede

en

el grupo (entre miembros)

y a veces se dirige

hacia

el grupo (la ta-

rea grupal). Según seamos los terapeutas, o

bien de aquellos que rápidamente exhibimos

nuestra autoridad al paciente, o de los que

permitimos el cuestionamiento a las normas,

veremos cómo reacciona el grupo ante estos

ataques. ¿Fomentamos o no una exploración

del sentido de dichos ataques? Según el día

que tengamos los componentes del grupo,

haremos una u otra, pero algo es claro en

adicciones: Los límites son fundamentales,

con lo que encontrar el punto medio a ve-

ces cuesta. Cada día afrontamos el riesgo

de que nuestra permisividad en la conducta

de los miembros del grupo pueda aumentar

la probabilidad de recaída en los demás. La

agresividad ofrece un potencial creativo y de

transformación al grupo, pero depende de

la actitud sustentadora del terapeuta que la

balanza se decante hacia uno y otro lado.

Freud

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, en su reflexión sobre el “Análisis

terminable e interminable”, desafía la visión

optimista del modelo psicoanalítico que de-

fendía que el tratamiento aporta estructura,

integración y progreso al desarrollo de la

Alfredo Felices de la Fuente / Laura Blanco Presas