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Informaciones

Psiquiátricas

2020 - n.º

239

87

Importa ahora desarrollar algunos elemen-

tos específicos sobre la depresión como fac-

tor de riesgo de demencia. Existe actualmen-

te evidencia suficiente para suportar que la

depresión representa un riesgo importante y

(por supuesto) modificable (9,11). Una ma-

yor frecuencia y gravedad de los episodios

depresivos aumentarán este riesgo, que pue-

de ser incluso mayor para el trastorno bipo-

lar (11).

Sin embargo, existen controversias sobre

si el riesgo asociado con la depresión de ini-

cio temprano es tan grande como el riesgo

asociado a la depresión tardía. Los hallaz-

gos son parcialmente contradictorios, con

datos que respaldan un mayor riesgo solo

para la depresión de inicio temprano (e.g.

Geerlings et al, 2008), solo para la depre-

sión tardía (e.g. Brommelhoff et al, 2009),

o para ambas (e.g. Green et al, 2003, en el

estudio MIRAGE) (11). Revisiones recientes

parecen desfavorecer la primera hipótesis

(9), mientras que también el grupo 10/66

completó un estudio longitudinal en países

de ingreso medio/bajo donde la evidencia re-

lacionada era mucho más débil, concluyendo

que la depresión del anciano está asociada

a mayor incidencia de demencia en ese con-

texto geográfico (12). Finalmente, se valora

cada vez más el riesgo potencial asociado

con la ansiedad, a menudo de la mano con

los síntomas depresivos (no necesariamente

trastorno depresivo), en termos de impacto

sobre lo deterioro cognitivo en general (no

solo demencia) (13,14). De hecho, el papel

específico de la ansiedad clínicamente signi-

ficativa sigue siendo explorado en la litera-

tura, con evidencia creciente en cuantidad y

calidad (15).

John et al. (13) sistematizan tres hipó-

tesis para explicar las asociaciones entre

depresión y deterioro cognitivo, incluyendo

demencia: 1) los problemas afectivos actua-

rían como un factor de riesgo etiológico para

el posterior deterioro cognitivo, talvez al re-

ducir el umbral de manifestación de esto; 2)

los problemas afectivos actuarían como un

pródromo: presentación clínica temprana de

demencia (síntomas diferentes de la misma

condición); 3) los problemas afectivos y el

deterioro cognitivo serían procesos separa-

dos, pero compartiendo factores de riesgo

comunes y sustratos neurobiológicos. Los

autores subrayan que estas hipótesis no son

necesariamente excluyentes entre sí, siendo

probable que existan múltiples mecanismos

subyacentes a la relación entre depresión y

demencia (13). A pesar de que la naturaleza

exacta de estos no es del todo consistente,

existe una creciente evidencia sobre los im-

portantes vínculos biológicos entre la depre-

sión y la demencia, y estos probablemente

involucran vías nerviosas, vasculares e infla-

matorias compartidas (11,13). Fue propues-

to un modelo (

‘multiple pathways model’

, cf.

Butter et al., 2008 ap. (11)), en que la en-

fermedad cerebrovascular interactúa con la

neurotoxicidad glucocorticoide (en el hipo-

campo) y la depresión para reducir la reserva

cerebral: el impacto en la neuropatología del

Alzheimer (e.g. deposición de beta-amiloi-

de) conduciría a las manifestaciones clíni-

cas. Sigue siendo probable una interacción

compleja de mecanismos biológicos y socio-

conductuales, en lugar de una sola etiología

determinante (11).

DEPRESIÓN Y DEMENCIA: RELACIONES COMPLEJAS