Informaciones
Psiquiátricas
2020 - n.º
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El diagnóstico diferencial de
depresión puede ser difícil
En primer lugar, importa distinguir de-
presión de otras entidades clínicas como,
por ejemplo, la fragilidad geriátrica o el
delirium
hipoactivo. La fragilidad geriátrica
ocurre en conjunto con síntomas depresivos
con una frecuencia probablemente superior
a 10%. Mientras que la asociación entre de-
presión y fragilidad incidente es robusta en
estudios longitudinales, hay menos eviden-
cia de lo contrario. Por otro lado, la defini-
ción ya clásica de Fried et al. recurre a dos
ítems de la escala CES-D (relacionados con
‘agotamiento’), lo que puede complicar el
diagnóstico diferencial (6). Finalmente, el
delirium
hipoactivo (más frecuente en el an-
ciano y con peor pronóstico) es la forma que
más problemas de diagnóstico diferencial
plantea en lo que concierne la depresión.
Independientemente de eso, el
delirium
es
en general un factor de riesgo para depre-
sión y la depresión un factor de riesgo para
delirium
(7).
En segundo lugar, aunque coexistiendo a
menudo, la depresión y la demencia consti-
tuyen por supuesto diagnósticos nosológi-
cos distintos. Además del diferente balance
de síntomas afectivos y cognitivos, la ac-
titud de los pacientes suele ser diferente,
sobretodo en fases iniciales: negación fre-
cuente de los déficits, falta de preocupación
por la pérdida cognitiva en la demencia (sea
como defensa psicológica o reflejando ano-
sognosia de base orgánica) versus, en lo que
concierne la depresión, sobrevaloración de
los problemas cognitivos, respuestas como
‘no sé’ y/o menor coherencia o variación con
el humor en las exploraciones cognitivas.
Mientras que este diagnóstico diferencial a
veces resulta complicado, Birrer y Vermuri
resumen de manera sencilla algunas pistas
clínicas útiles (8). A propósito, importa
distinguir depresión de un trastorno con-
ductual específico, frecuente en las demen-
cias: la apatía.
Apathya
(‘falta de pasión’)
denominaba, para los estoicos, la libertad
frente a las emociones. En sentido clínico,
suele designar la disminución de iniciativa,
interés o motivación, en cierta relación con
embotamiento afectivo, que persiste al me-
nos cuatro semanas. Se aconseja la amplia
revisión por Godefroy et al. (7). En general,
a pesar de la necesidad de un diagnóstico
diferencial preciso entre depresión y demen-
cia, a menudo las dos condiciones coinciden
en la misma persona, en determinadas oca-
siones.
‘Depresión en la demencia’
La prevalencia de depresión clínicamen-
te significativa es elevada en la demencia.
Muchos estudios concluyen que los datos
son de al menos 20 por ciento, quizá más
elevadas en las formas vasculares, y segura-
mente mucho más si hablamos de síntomas
depresivos sin un diagnóstico nosológico de
depresión (9).
Por supuesto, necesitamos criterios clí-
nicos para diagnosticar la depresión en la
demencia, pero estos no son consensuales.
Olin et al. propusieron criterios menos es-
trictos en comparación con los de la depre-
sión en general (aunque se apeguen en parte
a lo que el DSM defiende como un enfoque
etiológico con respecto a la atribución de
síntomas) (10). También los criterios pro-
visionales para depresión en la enfermedad
de Alzheimer (grupo de trabajo NIMH) no
siguieron fielmente el DSM 5: 1) sólo son
necesarios 3 (o más), y no 5 (o más) crite-
rios; 2) no es necesario que estén presentes
todos los días; 3) se añadieron criterios para
DEPRESIÓN Y DEMENCIA: RELACIONES COMPLEJAS