Informaciones
Psiquiátricas
2017 - n.º
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Introducción
El Trastorno de Discapacidad Intelectual
(TDI), designación considerada por el grupo
de trabajo correspondiente de la CIE-11 para
el término Discapacidad Mental (CIE-10), es
una entidad que afecta a todas las áreas
de intervención en rehabilitación en salud
mental. Esta realidad ha sido siempre una
fuente de serias limitaciones en el apoyo a
estas personas, por la dificultad de articular
todas las áreas que deberían estar presentes
simultáneamente en el plan de intervención.
Hay que destacar que dentro del campo
de la Psiquiatría y Salud Mental no existe
una cultura de valorar la especificidad y las
dificultades de hacer frente a las situaciones
clínicas generadas por el TDI. Por ejemplo,
no existe una formación específica en la ma-
teria dentro del plan de estudios de los es-
pecialistas en psiquiatría y salud mental en
ninguna de las fases del ciclo vital (adulto,
infancia o adolescencia), lo que perpetúa un
modelo de apoyo que rara vez satisface las
necesidades de las personas con TDI, sus fa-
milias, o los profesionales que los acompa-
ñan en las instituciones de rehabilitación,
por lo general vinculados a los sectores
sociales. En este sentido, el enfoque deno-
minado de “Diagnóstico Doble”, “Patología
Mixta” o Patología Dual” (Carvalho, 2011),
intenta aclarar el panorama general de las
dificultades adaptativas que presentan las
personas con TDI, intentando deslindar los
problemas que derivan del TDI en sí mismo
y lo que resulta de la patología psiquiátrica
acompañante, que por lo que se ha indicado
anteriormente, a menudo no es reconocida y
los trastornos se atribuyen erróneamente en
exclusiva al TDI.
Consideramos que es importante producir
evidencia científica que despierte el interés
de la comunidad psiquiátrica por el Diagnós-
tico Doble, como una forma de sensibilizar
a los responsables de la educación médica
en la necesidad de integrar esta área en los
planes de estudios de la especialidad y la
intervención del psiquiatra en estas situa-
ciones clínicas.
La mayor prevalencia de la enfermedad
mental en personas con TDI es un hecho
ampliamente reconocido. Desgraciadamente,
hay pocos instrumentos diseñados para su
uso en esta población, y los que existen, por
lo general tienen limitaciones significativas
en las poblaciones diana (edad, grado de
discapacidad), en la capacidad de recogida
de información, y en la cantidad de diagnós-
ticos que permiten.
Epidemiologia
El TDI presenta una prevalencia, según
varios estudios (Mercer, 1973; Tarjan et al.
1973, cit. Albuquerque, 2000), de alrededor
de 1% de la población general cuando se uti-
lizan al menos dos criterios de evaluación:
el cociente intelectual (CI) y la escala de
conducta adaptativa. Este valor difiere sig-
nificativamente de lo que se ha encontrado
si sólo utilizamos el CI, que es del 3%. Este
hecho explica la variación de los resultados
que se pueden observar entre los diversos
estudios. La prevalencia del TDI Grave y Pro-
fundo es mucho más baja que del TDI Ligero
e Moderado (0,4% vs 2,5-3%) y su etiología
está mejor definida (Tejada, 2006).
Mucho más escasos son los estudios so-
bre la prevalencia de la enfermedad men-
tal en TDI. Sin embargo, todos los estudios
existentes están de acuerdo en la idea de
que las personas con TDI tienen una mayor
vulnerabilidad a problemas de salud men-
tal que la población general (Cooper, 2007;
Moss, 2001, Whitaker & Read, 2006). Hay
EVALUACIÓN DE SINTOMATOLOGÍA PSIQUIÁTRICA CON EL INSTRUMENTO CHA- PAS (VERSIÓN PARA
NIÑOS Y ADOLESCENTES DE PAS-ADD) EN UNA POBLACIÓN DE NIÑOS Y JÓVENES CON DISCAPACIDAD
INTELECTUAL GRAVE Y PROFUNDA