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Informaciones

Psiquiátricas

2017 - n.º

230

En suma, se entiende por calidad de vida

el tipo de vida deseado por cada uno de las

personas y definido, teniendo en cuenta el

marco de sus valores y los recursos de su

comunidad. Para su promoción, debe contar

con un entorno óptimo.

Relaciones de la persona

con su entorno

Existen dos modelos de referencia acer-

ca del funcionamiento y discapacidad hu-

manos que señalan la dimensión ecológica

y cómo aplicarla a la práctica profesional

en personas con discapacidad intelectual

10

:

la Clasificación Internacional de Funciona-

miento, Discapacidad y Salud (International

Classification of Functioning, Disability and

Health, ICF), modelo propuesto por la Orga-

nización Mundial de la Salud en 2001

11

, y el

modelo explicativo de discapacidad intelec-

tual propuesto por la Asociación Americana

de Retraso Mental, actualmente de Discapa-

cidad Intelectual y del Desarrollo (AAIDD)

12

.

Aunque conceptualmente los dos son com-

parables en lo referente a la conexión entre

la situación de la persona con discapacidad

y los factores del entorno, el segundo mo-

delo (específico para la discapacidad inte-

lectual) propone como elemento central los

apoyos para la mejora del funcionamiento

individual y como una parte integral de la

evaluación de la persona. La expresión “dis-

capacidad intelectual” se adoptó en 2003

para reflejar una terminología más precisa y

actualizada, abandonando expresiones ante-

riormente utilizadas como “retraso mental”.

Se asume como fundamento conceptual

la definición de la Discapacidad Intelectual

(DI) recogida en la 11ª edición (2010) del

Manual de la AAIDD: “La discapacidad inte-

lectual está caracterizada por limitaciones

significativas tanto en el funcionamiento

intelectual, como en la conducta adaptati-

va, expresada en las habilidades adaptati-

vas, conceptuales, sociales y prácticas de la

persona. Esta discapacidad se origina con

anterioridad a los 18 años”.

Esta definición supone también asumir las

siguientes premisas

13

:

1.

Las limitaciones presentes en el funcio-

namiento deben considerarse en el con-

texto del ambiente social típico para

personas de la misma edad y cultura.

2.

Al evaluar la DI, se debe tener en cuenta

la diversidad cultural y lingüística, así

como las diferencias en comunicación y

en aspectos sensoriales, motores y con-

ductuales.

3.

En la persona, las limitaciones coexisten

habitualmente con capacidades.

4.

Un objetivo importante de la descripción

de limitaciones es el desarrollo de un

perfil de necesidades de apoyo.

5.

Si se mantienen apoyos personalizados

apropiados durante un largo periodo, el

funcionamiento en la vida de la persona

con DI generalmente mejora.

De acuerdo con lo anterior, la taxonomía

propuesta por la AAIDD sobre la DI clasifica-

ría del siguiente modo a las personas:

Discapacidad intelectual leve.

Perso-

nas cuya puntuación en el CI, sin llegar a

55–50, se sitúa por debajo de 75–70 (unas

2 desviaciones típicas por debajo de la me-

dia). Por lo general, estas personas suelen

presentar ligeros déficits sensoriales y/o

motores, adquieren habilidades sociales y

comunicativas en la etapa de educación in-

fantil y adquieren los aprendizajes instru-

mentales básicos en la etapa de educación

primaria.

Discapacidad intelectual moderada.

Per-

sonas cuya puntuación en el CI se sitúa en

el intervalo entre 55–50 y 40–35. La con-

Laura Galán Jiménez / Javier Jaime Iturrioz / Uxua Lazkanotegi Machiarena / Edurne Orradre Rodríguez /

Jorge Aguirre Inchusta / Silvia Oteiza Azcona / Marta Pérez de Obanos Martell / Juan Lahuerta Dal-Ré