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Informaciones
Psiquiátricas
2017 - n.º
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En suma, se entiende por calidad de vida
el tipo de vida deseado por cada uno de las
personas y definido, teniendo en cuenta el
marco de sus valores y los recursos de su
comunidad. Para su promoción, debe contar
con un entorno óptimo.
Relaciones de la persona
con su entorno
Existen dos modelos de referencia acer-
ca del funcionamiento y discapacidad hu-
manos que señalan la dimensión ecológica
y cómo aplicarla a la práctica profesional
en personas con discapacidad intelectual
10
:
la Clasificación Internacional de Funciona-
miento, Discapacidad y Salud (International
Classification of Functioning, Disability and
Health, ICF), modelo propuesto por la Orga-
nización Mundial de la Salud en 2001
11
, y el
modelo explicativo de discapacidad intelec-
tual propuesto por la Asociación Americana
de Retraso Mental, actualmente de Discapa-
cidad Intelectual y del Desarrollo (AAIDD)
12
.
Aunque conceptualmente los dos son com-
parables en lo referente a la conexión entre
la situación de la persona con discapacidad
y los factores del entorno, el segundo mo-
delo (específico para la discapacidad inte-
lectual) propone como elemento central los
apoyos para la mejora del funcionamiento
individual y como una parte integral de la
evaluación de la persona. La expresión “dis-
capacidad intelectual” se adoptó en 2003
para reflejar una terminología más precisa y
actualizada, abandonando expresiones ante-
riormente utilizadas como “retraso mental”.
Se asume como fundamento conceptual
la definición de la Discapacidad Intelectual
(DI) recogida en la 11ª edición (2010) del
Manual de la AAIDD: “La discapacidad inte-
lectual está caracterizada por limitaciones
significativas tanto en el funcionamiento
intelectual, como en la conducta adaptati-
va, expresada en las habilidades adaptati-
vas, conceptuales, sociales y prácticas de la
persona. Esta discapacidad se origina con
anterioridad a los 18 años”.
Esta definición supone también asumir las
siguientes premisas
13
:
1.
Las limitaciones presentes en el funcio-
namiento deben considerarse en el con-
texto del ambiente social típico para
personas de la misma edad y cultura.
2.
Al evaluar la DI, se debe tener en cuenta
la diversidad cultural y lingüística, así
como las diferencias en comunicación y
en aspectos sensoriales, motores y con-
ductuales.
3.
En la persona, las limitaciones coexisten
habitualmente con capacidades.
4.
Un objetivo importante de la descripción
de limitaciones es el desarrollo de un
perfil de necesidades de apoyo.
5.
Si se mantienen apoyos personalizados
apropiados durante un largo periodo, el
funcionamiento en la vida de la persona
con DI generalmente mejora.
De acuerdo con lo anterior, la taxonomía
propuesta por la AAIDD sobre la DI clasifica-
ría del siguiente modo a las personas:
Discapacidad intelectual leve.
Perso-
nas cuya puntuación en el CI, sin llegar a
55–50, se sitúa por debajo de 75–70 (unas
2 desviaciones típicas por debajo de la me-
dia). Por lo general, estas personas suelen
presentar ligeros déficits sensoriales y/o
motores, adquieren habilidades sociales y
comunicativas en la etapa de educación in-
fantil y adquieren los aprendizajes instru-
mentales básicos en la etapa de educación
primaria.
Discapacidad intelectual moderada.
Per-
sonas cuya puntuación en el CI se sitúa en
el intervalo entre 55–50 y 40–35. La con-
Laura Galán Jiménez / Javier Jaime Iturrioz / Uxua Lazkanotegi Machiarena / Edurne Orradre Rodríguez /
Jorge Aguirre Inchusta / Silvia Oteiza Azcona / Marta Pérez de Obanos Martell / Juan Lahuerta Dal-Ré