Informaciones
Psiquiátricas
2018 - n.º
231
31
tanto, los hermanos presentan déficits en
cognición social moderados, encontrándose
más cerca del grupo de pacientes que de la
población general en cuanto a su rendimien-
to en dicha variable. Al corregir la influencia
de los años de educación formal, los resulta-
dos no varían.
En el grupo de pacientes no se encuen-
tran diferencias significativas entre los años
trascurridos desde el diagnóstico y el ren-
dimiento en cognición social para ninguno
de sus componentes. Tampoco existe corre-
lación estadísticamente significativa entre
ningún componente de la cognición social y
el funcionamiento psicosocial del grupo de
pacientes diagnosticados.
La primera hipótesis del presente estu-
dio relativa a la presencia de los déficits en
cognición social en hermanos de personas
diagnosticadas, que se situarían en un pun-
to intermedio entre controles y pacientes,
es consistente con los resultados encontra-
dos. Como se señala antes, los hermanos
muestran diferencias significativas con los
controles salvo en percepción social y en
el test de las insinuaciones, además los pa-
cientes rinden significativamente peor que
los controles en todas las variables salvo
estilo atribucional, por lo que, los hermanos
se sitúan entre los pacientes y lo controles.
Sin embargo, están más cerca de los pacien-
tes que de los controles puesto que entre
hermanos y pacientes solo hay diferencia
percepción social y en teoría de la mente.
Esto indica que el lugar que los hermanos
ocupan, no es equidistante con respecto a
los otros dos grupos como apuntan estudios
previos (Comparelli et al, 2013), si no más
cercano al de las personas que tiene la en-
fermedad. Lo que señalaría la posibilidad
de concebir a los hermanos como población
de alto riesgo. Además está en consonancia
con estudios previos que habían encontrado
que estas dificultades en cognición social
estaban presentes en hermanos como son
el estudio de Comparelli et al, (2013), que
encuentra que el reconocimiento de emocio-
nes en rostros está afectado en pacientes y
hermanos o como el de Pomarol-Clotet et al
(2010), que haya dificultades en hermanos
en teoría de la mente.
En relación a la segunda hipótesis, que
plantea que los déficits en cognición social
permanecen estables a lo largo del curso del
trastorno, se encuentra que efectivamente
según los datos del presente estudio, no
existe una correlación entre el tiempo tras-
currido desde el diagnóstico y el déficit en
ninguna de las variables de cognición so-
cial. Esto mantiene la idea de la estabilidad
en las dificultades observadas que no varían
a lo largo del curso de la enfermedad una
vez insaturadas, tal y como también señala
Eack et al (2010).
Tanto la primera como la segunda hipóte-
sis no se ven refutadas por los actuales da-
tos si no que se mantienen como plausibles.
Ambas hacen referencia a la idea de la cog-
nición social como un rasgo endofenotípico
del trastorno que aparece en estados de alto
riesgo, previos al desarrollo de la esquizo-
frenia y se mantiene estable a lo largo de la
vida. Estos déficits podrían explicar en cierta
mediad algunas de las conductas observadas
en esta población o incluso algunos de los
síntomas propios de la enfermedad como los
delirios o los sesgos atencionales por lo que
parece crucial conocer si efectivamente es-
tas dificultades en cognición social pueden
observarse previas al debut del trastorno y
suponer un buen predictor. Por otro lado, si
realmente es un rasgo endofenotípico debe
presentarse en hermanos como familiares de
primer grado de las personas con esquizo-
frenia. Los rasgos endofenotípicos tienen un
componente genético que se que si bien solo
LA COGNICIÓN SOCIAL COMO VARIABLE RASGO EN ESQUIZOFRENIA Y SU
RELACIÓN CON EL FUNCIONAMIENTO PSICOSOCIAL