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Informaciones

Psiquiátricas

2020 - n.º

239

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Relevancia clínica

En 2015 Holt-Lundstad y cols.

4

indicaban

que la soledad, a través del aislamiento so-

cial y el vivir solo, podía llegar a comportar

un incremento del riesgo de

muerte prema-

tura

de hasta un 30%.

Sorkin y cols.

5

, tras estudiar una pobla-

ción de ancianos, publicaron en 2002 que la

soledad parecía correlacionarse con un

ma-

yor riesgo cardiovascular

. Valtorta y cols.

6

en 2018 confirmaron este hecho, reportando

la soledad como factor predisponente a una

mayor probabilidad de sufrir eventos car-

diovasculares como ictus y patologías car-

diacas, con independencia de los factores

cardiovasculares presentes en la persona.

A nivel cognitivo la soledad se ha rela-

cionado con

mayor riesgo de sufrir algún

tipo de demencia

7

.

La soledad también se ha relacionado con

la aparición de sintomatología psiquiátrica

(sobretodo

sintomatología depresiva y an-

siosa

)

8

así como con un incremento de su

intensidad y una peor respuesta a los trata-

mientos. En este sentido Wang y cols.

9

rea-

lizaron en 2018 una revisión sistemática en

la que, a pesar de la elevada heterogenei-

dad de los estudios valorados, destacaban

una

mayor soledad percibida en pacientes

con trastornos depresivos

, mientras que

en aquellos

pacientes con soledad social y

trastornos psicóticos, trastornos bipola-

res o trastornos de ansiedad destacaban

peor respuesta y evolución clínica

.

En cuanto al suicidio, algunos estudios

como el de Stravynski y cols.

10

en 2002 o

el de Calati y cols.

11

en 2018, indican un

mayor riesgo de suicidio

en personas con

mayor soledad percibida, llegando incluso a

recomendar incluir la soledad como factor

a tener en cuenta durante la valoración de

riesgo suicida.

Marco conceptual de la soledad

Según el diccionario de la Real Academia

Española de la Lengua (RAE), en su prime-

ra acepción, se define la soledad como una

“carencia voluntaria o involuntaria de com-

pañía”

12

.

La teoría de la soledad relacionada con

el vínculo, desarrollada en 1973 por Robert

Weiss

13

, postulaba que la soledad se podía

dividir en dos categorías: la

soledad social

(la que se relaciona con la integración en

la sociedad, formada por una red de inte-

rrelaciones en las que la persona comparte

intereses y preocupaciones) y la

soledad

emocional

(la que se relaciona con un acer-

camiento a través de relaciones en las que

la persona consigue una sensación de satis-

facción y seguridad).

Dentro de la soledad emocional se distin-

guen dos subcategorías, la

soledad familiar

(carencias en las relaciones con familiares

y amigos cercanos) y la

soledad romántica

(relacionada con una persona íntima, es-

pecial, que ayuda a completar el proyecto

vital del individuo).

Posteriormente Suedfeld

14

definió la

sole-

dad

(

“loneliness”

en literatura anglosajona)

como una experiencia

subjetiva

en la que

se puede aplicar la máxima

si un individuo se

siente solo, entonces lo está

, independien-

temente de que la persona se encuentre o

no realmente sola. En contraposición, defi-

nió el

aislamiento social

(

“social isolation”

en literatura anglosajona) como un hecho

objetivo

donde hay una ausencia duradera

de relaciones con otros individuos, de con-

tactos sociales, de participación en eventos

sociales o de una persona de confianza a

quien contar los problemas cotidianos (

con-

fidente

).

ESTUDIO DE LA SOLEDAD EN LOS PACIENTES PSICOGERIÁTRICOS DEL BARRIO DE

COLLBLANC DE L’HOSPITALET DE LLOBREGAT, BARCELONA