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Informaciones

Psiquiátricas

2019 - n.º

235

El suicidio constituye una de las complica-

ciones más graves de la enfermedad depresi-

va, y, la depresión es el factor de riesgo más

importante para que se presente la conducta

suicida a esta edad. Pero, aunque la mayo-

ría de los pacientes que intentan el suicidio

o mueren por esta causa en la edad avan-

zada tienen depresión, solo una minoría de

los depresivos tienen ideas de suicidio y una

minoría de éstos llevan a cabo la conducta

suicida (10).

Tratamiento y síntomas

residuales

El tratamiento de la enfermedad depresiva

en los pacientes de edad avanzada, como en

otras etapas de la vida, se hace con anti-

depresivos, psicoterapia o la combinación

de ambos. Otras terapias no farmacológicas

como la musicoterapia o el ejercicio físico

regular pueden resultar útiles al combinarlas

con las dos anteriores. Y en los casos más

graves o con síntomas psicóticos la terapia

electroconvulsiva y el uso de antipsicóticos

(los de segunda generación son de elección)

pueden ser los tratamientos de primera línea

(11). Las recurrencias son frecuentes, sobre

todo en las formas de inicio tardío (2,12), y

la resistencia al tratamiento puede presen-

tarse hasta en un tercio de los pacientes (2).

Ya se ha dicho en este artículo que la evo-

lución de los pacientes hasta en la mitad de

los casos presenta síntomas que no desapa-

recen a pesar de la mejoría del cuadro clínico

depresivo, y que se conocen como síntomas

residuales. De entre ellos, los cognitivos, la

ansiedad, o los trastornos del sueño, resul-

tan tener una mayor importancia para el pro-

nóstico de los pacientes. En el caso de los

síntomas residuales de tipo cognitivo su re-

levancia estriba en el incremento del riesgo

para la evolución a demencia que suponen

(13). Los pacientes con enfermedad depre-

siva de inicio tardío tienen mayor riesgo de

presentar síntomas residuales y evolucionar

con más deterioro funcional (14).

El objetivo del tratamiento antidepresivo

debe ser la remisión completa. Para ello,

después de un tiempo suficiente de trata-

miento con la psicoterapia elegida y las

dosis adecuadas de los fármacos indicados,

debe monitorizarse el estado del paciente y

considerarse el restablecimiento al estado

previo a la aparición del síndrome depresivo

tanto en lo sintomático como en lo funcio-

nal y sociofamiliar. Para ello, la detección

de síntomas residuales y la implicación de

informadores externos cercanos al paciente

son de gran importancia.

Límites en el tratamiento

de la depresión al final

de la vida

Las terapias no farmacológicas para la re-

cuperación funcional y de la actividad so-

cial, y las estrategias terapéuticas de opti-

mización, sustitución y potenciación deben

utilizarse tan enérgicamente como sea pre-

ciso para alcanzar la remisión o la máxima

recuperación que cada paciente concreto

permita. Pero, como en otras especialidades

médicas, el límite debe estar en no producir

al paciente un daño mayor que el derivado

de la enfermedad que estamos tratando, al-

canzar las mayores tasas de calidad de vida

posibles y respetar sus deseos siempre que

éstos no estén determinados por el propio

cuadro depresivo.

Los criterios Beers descritos por primera

vez en 1991 y modificados en varias ocasio-

nes posteriormente, incluyen las benzodia-

zepinas de vida media larga y la amitriptilina

Jorge Pla-Vidal