INFORMACIONES PSIQUIÁTRICAS 229 - page 30

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Informaciones
Psiquiátricas
2017 - n.º 229
Según Hackett y su equipo
10
, las diferen-
tes herramientas utilizadas en las valora-
ciones (escalas, cuestionarios y entrevistas
psiquiátricas), las diferencias en relación
al momento de valoración y las dificultades
inherentes al diagnóstico de la depresión
en sujetos con secuelas post-ictus son va-
riables que pueden explicar la variabilidad
entre estudios. Las clasificaciones diagnós-
ticas clásicas (DSM-IV, CIE-10)
11,12
incluyen
como criterios diagnósticos síntomas que los
pacientes con ictus pueden mostrar sin pre-
sentar trastorno afectivo alguno. La fatiga,
los trastornos en el sueño, la hipomimia y el
enlentecimiento son claros ejemplos. Otras
circunstancias que dificultan el reconoci-
miento de la depresión son las limitaciones
en la capacidad de “insigth”, la afasia y el
deterioro cognitivo.
La edad, la localización de la lesión cere-
bral, el tiempo transcurrido desde la lesión,
el género, la capacidad cognitiva, la autono-
mía en las actividades de la vida diaria y el
apoyo social se presentan como los factores
de riesgo asociados a la depresión en perso-
nas con ictus
10, 13, 14, 15, 16, 17
.
Las personas más jóvenes presentan tasas
de depresión más altas
13, 9
, dato que puede
estar directamente relacionado con la ma-
yor aceptación de la discapacidad en edades
más avanzadas.
Respecto a la localización de la lesión,
históricamente numerosos estudios han ex-
puesto la importancia de la lateralidad, mos-
trando una mayor prevalencia de depresión
en los ictus localizados en el hemisferio iz-
quierdo
9,18,6,19,20,21
. Sin embargo, durante los
últimos años se han publicado estudios que
muestran datos contradictorios en relación a
este aspecto, siendo cada vez más frecuen-
tes los estudios que no encuentran una rela-
ción consistente entre la lesión cerebral del
hemisferio izquierdo y la presencia de depre-
sión
22,17,23
. Además, algunos autores apuntan
hacia la necesidad de estudiar también la
distancia existente entre la localización de
la lesión y el lóbulo frontal como factor de
riesgo
24, 21
. En este sentido, Robinson y su
equipo
25
, han encontrado que a menor dis-
tancia entre la zona infartada y el lóbulo
frontal mayor es la presencia de sintoma-
tología depresiva en la persona con ictus.
En relación al tiempo transcurrido desde el
ictus, durante las primeras semanas la pre-
sencia de depresión post-ictus es reducida, a
partir del tercer mes aumenta, logrando los
mayores niveles entre el sexto mes y los dos
años después del ictus
13
.
Existen datos contradictorios sobre la re-
lación entre la presencia de depresión y el
género. Algunos estudios no han encontrado
relación consistente entre el género y la pre-
sencia de depresión en personas con ictus,
en contra de lo que ocurre en la población
general
26, 19, 27, 28
. En cambio otros estudios sí
apuntan hacia una relación entre el género
y la presencia de depresión tras el ictus
14, 13
,
constatándose una mayor presencia de de-
presión en la mujer con ictus respecto a los
hombres con ictus. Además, un mayor dete-
rioro cognitivo, principalmente en memoria,
orientación y atención, así como una mayor
discapacidad funcional y un reducido apoyo
social también se presentan como posibles
factores de riesgo
13
.
El impacto de la depresión en la recupera-
ción funcional de los pacientes es importan-
te
13
. La depresión post-ictus se relaciona con
peores resultados funcionales
29, 30, 31, 22
, peor
calidad de vida
32, 33
, mayor institucionaliza-
ción
31
y mayor mortalidad
34, 35
.
Trastorno bipolar
La probabilidad de presentar un trastorno
bipolar después de un ictus es reducida, si-
Naiara Mimentza / José Ignacio Quemada
1...,20,21,22,23,24,25,26,27,28,29 31,32,33,34,35,36,37,38,39,40,...84
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