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Informaciones

Psiquiátricas

2019 - n.º

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Perlman and Peplau en 1982. El concepto de

soledad es un estado de discrepancia que

existe entre la cantidad deseada de apoyo

emocional y la cantidad real que está dispo-

nible en el entorno de la persona.

Los sentimientos de soledad se han aso-

ciado con peor expectativa de los contac-

tos sociales y peor calidad experimentada

de las relaciones. Las relaciones sociales en

las personas mayores cobran mucha impor-

tancia, considerándose un elemento clave en

el envejecimiento exitoso. Tanto la soledad

como el aislamiento social son predictores

de mala salud y mortalidad.

Los individuos solitarios tienden a percibir

sus interacciones sociales como más nega-

tivas, y que incluso experiencias agudas de

soledad provocan sentimientos de ansiedad

social, baja autoestima y falta de interés so-

cial, con déficits en la recepción de apoyo

social. Por lo tanto, en días con mayor so-

ledad, incluso aquellos con niveles constan-

tes altos de apoyo social pueden empeorar

sus percepciones e interacciones con otros.

Además, las personas solitarias aumentan la

vigilancia social, y presentan mayor sensibi-

lidad a las amenazas sociales. Una vez que

las personas en la vida social de una persona

solitaria forman una impresión negativa, sus

comportamientos hacia ese individuo pueden

reforzar sus expectativas sociales negativas,

promover el comportamiento hostil o de re-

chazo, y sostener el aislamiento del indivi-

duo solitario. Es decir se comportan como

víctimas pasivas en su mundo social, porque

contribuyen de forma activa a autoproteger-

se pero con efectos negativos.

La descripción de cada dominio del feno-

tipo del sentimiento de soledad y la función

adaptativa, se realiza según el grado de ais-

lamiento (o conexión): relaciones íntimas de

confidentes, relaciones cara a cara e identi-

dades sociales. La primera dimensión son las

relaciones íntimas, y se refiere a la presencia

/ ausencia percibida de alguien en su vida

que sirve como un confidente, alguien que

afirma tu existencia. La segunda dimensión

fenotípica se refiere a la presencia / ausencia

de amistades de calidad percibida o conexio-

nes familiares. La tercera dimensión fenotí-

pica es el aislamiento o conexión colectiva,

la percepción de presencia / ausencia de una

conexión significativa con un grupo o enti-

dad social más allá del nivel de individuos.

Los entornos de la infancia son fundamen-

tales para configurar el desarrollo emocional.

Las relaciones tempranas tienen efectos en

el funcionamiento social, emocional y físi-

co que se extienden hasta la edad adulta.

En las personas mayores, la investigación

sugiere que desempeñan un papel activo en

la reducción de las redes sociales en formas

más pequeñas e íntimas en la edad adulta.

Las disminuciones relacionadas con la edad

son principalmente por excluir a las perso-

nas menos conocidas porque el número de

personas cercanas permanece estable o au-

menta ligeramente con la edad. Los adul-

tos mayores reportan un nivel más alto de

experiencias emocionales positivas cuando

interactúan con miembros de la familia, se

vuelven más dependientes de su entorno so-

cial inmediato, en particular, en el vínculo

con el cónyuge.

Los adultos mayores que brindan apoyo

social a otros informan que tienen mayores

niveles de emociones positivas, niveles más

bajos de emociones negativas, mayor pro-

pósito en la vida, e incluso una mortalidad

reducida. Por lo tanto, mientras las redes

sociales son más pequeñas en la vejez, el

tamaño reducido de las redes parece aportar

satisfacción. Por supuesto, el tamaño de la

red puede ser demasiado pequeño, de modo

que las personas corren el riesgo de quedar

aisladas. Se ha observado que las personas

SOCIOTIPO GERIÁTRICO Y RED SOCIAL EN EL ANCIANO