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Informaciones

Psiquiátricas

2017 - n.º

230

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Introducción

El Trastorno de Discapacidad Intelectual

(TDI), designación considerada por el grupo

de trabajo correspondiente de la CIE-11 para

el término Discapacidad Mental (CIE-10), es

una entidad que afecta a todas las áreas

de intervención en rehabilitación en salud

mental. Esta realidad ha sido siempre una

fuente de serias limitaciones en el apoyo a

estas personas, por la dificultad de articular

todas las áreas que deberían estar presentes

simultáneamente en el plan de intervención.

Hay que destacar que dentro del campo

de la Psiquiatría y Salud Mental no existe

una cultura de valorar la especificidad y las

dificultades de hacer frente a las situaciones

clínicas generadas por el TDI. Por ejemplo,

no existe una formación específica en la ma-

teria dentro del plan de estudios de los es-

pecialistas en psiquiatría y salud mental en

ninguna de las fases del ciclo vital (adulto,

infancia o adolescencia), lo que perpetúa un

modelo de apoyo que rara vez satisface las

necesidades de las personas con TDI, sus fa-

milias, o los profesionales que los acompa-

ñan en las instituciones de rehabilitación,

por lo general vinculados a los sectores

sociales. En este sentido, el enfoque deno-

minado de “Diagnóstico Doble”, “Patología

Mixta” o Patología Dual” (Carvalho, 2011),

intenta aclarar el panorama general de las

dificultades adaptativas que presentan las

personas con TDI, intentando deslindar los

problemas que derivan del TDI en sí mismo

y lo que resulta de la patología psiquiátrica

acompañante, que por lo que se ha indicado

anteriormente, a menudo no es reconocida y

los trastornos se atribuyen erróneamente en

exclusiva al TDI.

Consideramos que es importante producir

evidencia científica que despierte el interés

de la comunidad psiquiátrica por el Diagnós-

tico Doble, como una forma de sensibilizar

a los responsables de la educación médica

en la necesidad de integrar esta área en los

planes de estudios de la especialidad y la

intervención del psiquiatra en estas situa-

ciones clínicas.

La mayor prevalencia de la enfermedad

mental en personas con TDI es un hecho

ampliamente reconocido. Desgraciadamente,

hay pocos instrumentos diseñados para su

uso en esta población, y los que existen, por

lo general tienen limitaciones significativas

en las poblaciones diana (edad, grado de

discapacidad), en la capacidad de recogida

de información, y en la cantidad de diagnós-

ticos que permiten.

Epidemiologia

El TDI presenta una prevalencia, según

varios estudios (Mercer, 1973; Tarjan et al.

1973, cit. Albuquerque, 2000), de alrededor

de 1% de la población general cuando se uti-

lizan al menos dos criterios de evaluación:

el cociente intelectual (CI) y la escala de

conducta adaptativa. Este valor difiere sig-

nificativamente de lo que se ha encontrado

si sólo utilizamos el CI, que es del 3%. Este

hecho explica la variación de los resultados

que se pueden observar entre los diversos

estudios. La prevalencia del TDI Grave y Pro-

fundo es mucho más baja que del TDI Ligero

e Moderado (0,4% vs 2,5-3%) y su etiología

está mejor definida (Tejada, 2006).

Mucho más escasos son los estudios so-

bre la prevalencia de la enfermedad men-

tal en TDI. Sin embargo, todos los estudios

existentes están de acuerdo en la idea de

que las personas con TDI tienen una mayor

vulnerabilidad a problemas de salud men-

tal que la población general (Cooper, 2007;

Moss, 2001, Whitaker & Read, 2006). Hay

EVALUACIÓN DE SINTOMATOLOGÍA PSIQUIÁTRICA CON EL INSTRUMENTO CHA- PAS (VERSIÓN PARA

NIÑOS Y ADOLESCENTES DE PAS-ADD) EN UNA POBLACIÓN DE NIÑOS Y JÓVENES CON DISCAPACIDAD

INTELECTUAL GRAVE Y PROFUNDA