INFORMACIONES PSIQUIÁTRICAS 243

28 Informaciones Psiquiátricas 2021 - n.º 243 Introducción La conexión existente entre experiencias adversas durante la infancia y posteriores problemas en el desarrollo ha sido demos- trada en diferentes países y estudios (1) (2). En el marco internacional, los niños y adolescentes que se encuentran acogidos en el sistema de protección a la infancia (especialmente aquellos con medida de se- paración familiar) son considerados una población especialmente vulnerable en la manifestación de trastornos y alteraciones de salud mental (3). Las condiciones gené- ticas-prenatales, las condiciones relaciona- das con los cuidados previos y posteriores al cuidado residencial interaccionan e influyen en el desarrollo neuropsicológico. Estos ni- ños tienen peor salud física, mayor preva- lencia de problemas del aprendizaje y del lenguaje así como peores logros académi- cos (4). Las experiencias sociales que hacen que entren en el sistema de protección re- presentan por tanto factores de riesgo para su bienestar físico y salud mental. La ex- posición a trauma psicológico, deprivación emocional y otras condiciones limitan la oportunidad de desarrollar apegos seguros (5). Posteriormente cuando entran en bajo el sistema de protección también encuentra un número de eventos estresantes como la perdida de los padres biológicos, integra- ción a nuevas familias o a nuevos empla- zamientos residenciales y diversos cambios en los emplazamientos a lo largo de su in- fancia. Se han identificado diferentes pre- dictores de problemas de salud mental como son una mayor edad a la hora de entrar en cuidados residenciales, inestabilidad en los emplazamientos, percepción de inseguridad en los emplazamientos y discapacidad cog- nitiva (2). Las rupturas de emplazamiento a menudo ocurren cuando los cuidadores se ven confrontados por serias conductas dis- ruptivas pero a su vez la inestabilidad in- fluye en un deterioro cada vez mayor de la salud mental del niño (2)(8). Entrar a una corta edad en una familia acogedora pare- ce ser un factor protector en los problemas de salud mental, pero sin embargo es un factor de riesgo para el cuidado residencial (3). La edad de entrada en el acogimiento residencial se ha relacionado con mayores problemas de apego y desarrollo neuroló- gico y emocional. Estas dificultades en el apego (apegos inseguros y desorganizados) correlacionan con la presencia de problemas conductuales y emocionales (7). Utilización de Recursos Sanitarios en el Sistema de Protección Parecería por tanto que los niños y jóve- nes del sistema de protección a la infancia, constituyen una población con una clara necesidad de atención psicológica y clíni- ca; sin embargo, a pesar de esta evidencia científica, sólo una cuarta parte de los me- nores con problemas y alteraciones de salud mental reciben la asistencia clínica necesa- ria (11). La derivación a servicios de salud mental no está relacionada con el número y severidad de los síntomas (11). Ciertas formas de maltrato, principalmente el abuso sexual y físico, es más probable que se de- riven a servicios de salud mental mientras niños que solo han experimentado negligen- cia es menos probable que sean derivados. Este hecho parece más relacionado con las percepciones de los derivadores que con una mayor severidad del daño. Estas poblaciones ejercen demandas en servicios de salud mental genéricos plan- teado el dilema de si estos servicios son Lorena Delgado Magro / CSMIJ Martorell

RkJQdWJsaXNoZXIy MzkyOTU=