Informaciones Psiquiátricas 2024 - nº 256 69 mantenimiento del mismo. Esta terapia, permite la identificación, aceptación y cambio de los comportamientos disfuncionales relacionados con el consumo de sustancias. Se centra en intervenir sobre la desregulación emocional presente en estos pacientes (Bilican et al., 2022; Cavicchioli et al., 2019; Cavicchioli et al., 2020; Daros et al., 2024; Flynn et al., 2019; Maffei et al., 2018; Rezaei et al., 2019; Wilks et al., 2018). Además, por lo que hace a esta revisión, el mayor número de artículos encontrados se basan en esta intervención. Podemos destacar pues el importante y significativo papel de la DBT de entre otras terapias contextuales sobre la desregulación emocional en población con problemas de consumo de sustancias. Por lo que se refiere a la ACT, también se obtienen resultados significativos en cuanto a la reducción del consumo. Mediante la ACT se interviene sobre aquellos factores internos que inducen al consumo. Promueve la detección y la aceptación de los estados emocionales desagradables como parte de la experiencia humana, obteniendo mejoras significativas sobre la regulación emocional y las ganas de consumo (Amirian et al., 2018). También destacar la contribución de la MBRP. Esta terapia usa la atención plena como intervención ante esta población, provocando una modulación óptima en el sistema de regulación emocional y, en consecuencia, sobre la abstinencia total y las ganas de consumo (George, 2015). Por otro lado, pero, tenemos que tener en cuenta que, a pesar de que los hallazgos de los diferentes estudios apoyan la efectividad de las terapias de tercera generación sobre la reducción del consumo y la capacidad de regulación emocional, la metodología empleada en estos presenta importantes limitaciones. En primera instancia, tan solo tres de los diez estudios disponen de un grupo control (Amirian et al., 2018; George, 2015; Rezaei et al., 2019), lo que hace que sea más difícil comparar la intervención con el tratamiento habitual o con el paso de tiempo. Siguiendo esta línea, uno de los aspectos a destacar es la falta de un periodo de seguimiento más largo de los efectos del tratamiento. Algunos estudios no cuentan con un seguimiento y, dentro de los que sí lo realizan, solo dos de ellos alargan el seguimiento a los 6 meses (Flynn et al., 2019; George, 2015). Otro aspecto a valorar seria que las muestras de sujetos no son representativas en todas las investigaciones, puesto que el número de participantes de la mayoría de los estudios encontrados es reducido. También cabe recordar que cuatro de los diez estudios están representados únicamente por población masculina. La respuesta de la población femenina en estos programas podría ser diferente. Además, en la gran mayoría de las investigaciones se identifica una ausencia de estudios aleatorizados. Predominan los estudios pre y post-test, pero únicamente existen tres donde se realice un ensayo aleatorizado (Daros et al., 2024; Rezaei et al., 2019; Wilks et al., 2018). Ensayos controlados aleatorios adicionales deben llevarse a cabo comparando los resultados actuales con otros tratamientos para el abuso del consumo. Estos ensayos deben centrarse en la relación entre la desregulación emocional y la gravedad de las características clínicas de los trastornos por consumo de sustancias. DESREGULACIÓN EMOCIONAL EN EL TRASTORNO POR CONSUMO DE SUSTANCIAS: UNA REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA DESDE LA PERSPECTIVA DE LAS TERAPIAS CONTEXTUALES
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