Informaciones Psiquiátricas 2024 - nº 255 27 Mucho se ha discutido sobre las limitaciones que podrían presentar las personas en atención en los recursos en cuanto a participación, de las cuales podríamos destacar el deterioro cognitivo o los síntomas negativos propios de la enfermedad como pueden ser la abulia, la falta de motivación o el retraimiento social. Por otra parte, no podemos dejar de hablar de las limitaciones que pueden aparecer en los profesionales, como las conductas paternalistas y de falta de confianza. Ante ambas premisas podría parecer dificultoso implementar la participación, sobre todo en los niveles meso y macro. Sin embargo, la práctica nos enseña que en España tenemos ejemplos y experiencias ya materializadas que indican que la participación es posible, como el Proyecto REE/ DREEM en la Red de Salud Mental de Bizkaia5,, que sirve de guía para el estudio de recuperación que se realizó en el año 2022 en la LHRP, el Grupo de Pensadores de la Fundación Congreso Catalán de Salud Mental6, el proyecto de formación en Asistencia personal en Salud Mental impulsado por la Federación de Salud Mental de Castilla y León7, o la experiencia de Los Agentes de Ayuda Mutua del Programa de Salud Mental del Servicio Andaluz de Salud8. A nivel europeo podemos mencionar el Proyecto Emilia9. En cuanto a la participación y sus diferentes niveles en Hermanas Hospitalarias, se comprueba que algunos de ellos llevan tiempo ampliamente consolidados, tanto en nuestra organización como a nivel autonómico y estatal y que otros todavía están en desarrollo. A nivel macro, es decir, en el ámbito social, estructural, legal y político, se encuentran cada vez más espacios de participación en nuestra organización, teniendo ésta una estrategia general institucional sobre participación mediante colaboración a nivel político. Además, desde Hermanas Hospitalarias se colabora a nivel de Planes de Salud Mental y Planes Sociosanitarios o planes de salud de ayuntamientos10. La participación a nivel micro, es decir, la que se trabaja desde los recursos, está más presente y consolidada en los dispositivos mediante acciones ya normalizadas en los mismos, como son las Jornadas de Reflexión, las asambleas, la inclusión del usuario experto como mentoring, la elaboración de planes de crisis individualizados, la creación de Grupos de Ayuda Mutua, los contratos terapéuticos o la evaluación de la satisfacción del servicio por parte del usuario. En cuanto al nivel meso, que define estrategias de colaboración con fundaciones, asociaciones, familias y otros grupos de interés relacionados o estrategias en formación e investigación, parece que no se habría explorado lo suficiente en nuestra organización. Por este motivo, se propuso como objetivo el poder incorporar a las personas atendidas en el estudio del modelo de recuperación en los centros de la LHRP, ya no solo como sujetos, sino como agentes activos. Así, se propusieron dos tipos de participación: en una primera fase como evaluadores y en una segunda fase, involucrándolos en la discusión de datos y el diseño de objetivos de rehabilitación y acciones de mejora. EVALUANDO LA ORIENTACIÓN HACIA LA RECUPERACIÓN EN LOS RECURSOS DE REHABILITACIÓN PSICOSOCIAL: UN ACERCAMIENTO A LA PARTICIPACIÓN REAL DE USUARIOS
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