INFORMACIONES PSIQUIÁTRICAS 245

18 Informaciones Psiquiátricas 2021 - n.º 245 de confabulación fuera más o menos fan- tástica (35). En el estudio de Mercer et al. (1977) los confabuladores severos diferían de los no-confabuladores y de los confabu- ladores moderados en una peor capacidad para monitorizar y corregir sus respuestas. En este estudio, no se encontró relación entre la severidad del deterioro de memo- ria y las confabulaciones; la severidad de las confabulaciones estaba asociada con las perseveraciones y con recursos deteriorados de auto-monitorización y de inhibición de respuestas incorrectas (36). Llegados a este punto cabe preguntarse por la relación entre memoria y FFEE. ¿Son procesos cognitivos nítidamente diferencia- dos o comparten procesos? Una parte de los procesos mnésicos, la memoria episódica, la memoria de trabajo, la ordenación temporal del recuerdo, la metamemoria o la memoria de contexto, activan en la neuroimagen las mismas áreas frontales que tareas de me- tacognición y de razonamiento (37). A la pregunta de qué procesos mnésicos requie- ren del concurso de los lóbulos frontales, la respuesta apunta a las habilidades que im- plican búsqueda y selección de información contextual del pasado (es decir, el acceso a la estantería de recuerdos ordenados cro- nológicamente). Los pacientes disejecutivos presentan dificultades para recuperar, moni- torizar y verificar la información almacena- da. Los pacientes con lesiones prefrontales, tienden a presentar dificultades a la hora de recordar la fuente de la información apren- dida (lo que llamamos memoria contextual). En conclusión, las alteraciones de me- moria relacionadas con las disfunciones ejecutivas, no guardan tanta relación con los contenidos, sino con las estrategias de búsqueda y de recreación de los recuerdos. El estudio de Steinvorth et al. (2006) de- mostró a través de resonancia magnética funcional, que las áreas de activación de la memoria autobiográfica remota se asocian a lóbulos frontales inferiores, áreas orbitales del hemisferio derecho y áreas prefrontales del hemisferio izquierdo (38). El estudio de la AA y la AR en la clínica ha aportado información relevante sobre la es- tructura y la organización de la memoria. La severidad de la amnesia anterógrada guar- da habitualmente correlación con la grave- dad de la amnesia retrógrada. Se reportan estudios en los que pacientes con AA más grave tienden a presentar AR más consis- tentes, hasta el punto que se ha propuesto que la AR no puede detectarse hasta que la AA alcance un nivel sustancial de gravedad y duración. Sabemos sin embargo que en al- gunos casos es posible la presencia de una densa AR con conservación de la AA; esto ocurre en los casos de amnesia retrógrada focal y en las amnesias psicógenas. Se ha sugerido que las lesiones en lóbulo frontal medial y en circunvolución parahi- pocampal agravan la expresión de la AA y la AR. Cuando la extensión se circunscribe al hipocampo la AA y la AR son menos severas. (39). Ana Bastida / Nadia Pérez / José Ignacio Quemada

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