Informaciones Psiquiátricas - Primer y segundo trimestres 2009. Número 195-196 Influencia del tratamiento con psicofármacos en la recuperación funcional tras fractura de cadera en pacientes mayores de 65 años
Mª Loreto Álvarez Nebreda Servicio de
Geriatría Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid.
Recepción: 24-02-09 / Aceptación: 27-03-09
RESUMEN Objetivo Analizar qué factores predicen la marcha independiente al alta en ancianos con fractura de cadera en una Unidad de Ortogeriatría. Determinar la influencia del consumo de psicofármacos en dicha recuperación. Métodos Se trata de un estudio observacional prospectivo que incluye a todos los pacientes remitidos a la Unidad de Ortogeriatría durante 1 año. Se recogieron datos sobre variables socio-demográficas, comorbilidad y polifarmacia, situación funcional (Katz) y marcha (FAC, Functional Ambulation Classification), complicaciones postquirúrgicas, consumo de psicofármacos durante la rehabilitación y tipo: tranquilizante menor, antidepresivo o neuroléptico. Se realizó análisis bi y multivariante para identificar los factores predictores de marcha independiente (FAC 4 ó 5) al alta. Resultados Se analizaron 377 pacientes. La edad media fue de 83,3 + 7,2 años. El 82 % eran mujeres, con un 59 % de viudas. En domicilio vivían el 89 %. Eran independientes para todas las AVD un 38,5 %. Presentaban marcha independiente previa el 90 %. La comorbilidad fue de 2,9 + 1,6, con un 21 % de ancianos con demencia. Consumía psicofármacos durante la rehabilitación un 49,7 % (174): tranquilizantes menores un 33,8 %, antidepresivos un 17,6 % y neurolépticos un 10,3 %. Un 10 % de ellos consumía 2 ó los 3 tipos de fármacos. Un 56,8 % de los pacientes presentó marcha independiente al alta. Las variables significativamente relacionadas con la recuperación en el análisis bivariado fueron: edad, ubicación, estado ci-vil, Katz y FAC basal, comorbilidad, diabetes, demencia, complicaciones médicas, confusión, desarrollo de úlceras, retención urinaria y uso de neurolépticos. De entre los consumidores de psicofármacos, un 52,8 % presentó marcha independiente al alta, frente a un 60 % de los que no los consumían (p = 0,19). De entre los consumidores de neurolépticos un 30 % presentó marcha independiente al alta frente a un 60,2 % de los que no los tomaban (p = 0,001). Al realizar regresión múltiple, los factores asociados de forma independiente con la recuperación de la marcha independiente fueron la edad (OR 0,96, IC 95 % 0,92-0,99), el Katz basal (OR 1,51, IC 1,19-1,91), la aparición de cuadro confusional agudo (OR 0,36, IC 0,148-0,88; p = 0,03) y la demencia (OR 0,27, IC 0,12-0,61). El FAC basal rozó la significación estadística (p = 0,054, OR 1,63, IC 0,99-2,67). El uso de psicofármacos no fue significativo al ajustar por otros factores. Conclusión La recuperación de la marcha independiente tras la rehabilitación de la fractura de cadera en ancianos está determinada por factores como la edad, el índice de Katz basal, la aparición de cuadro confusional agudo y la presencia o no de demencia. El uso de psicofármacos durante el proceso de rehabilitación no influencia de forma significativa el resultado funcional.
INTRODUCCIÓN La fractura de cadera es una patología muy frecuente en el anciano y una causa importante de morbi-mortalidad y deterioro funcional. En España, la incidencia anual ajustada de fractura de cadera es de 503 casos por 100.000 habitantes mayores de 64 años, 262 casos por 100.000 ancianos varones/año y 678 casos por 100.000 ancianas mujeres/año1. A pesar de los avances en las técnicas quirúrgicas y anestésicas, la mortalidad durante el primer año tras la fractura es del 15-30 % y menos del 70 % de los ancianos consigue recuperar el grado de independencia en las actividades de la vida diaria y el patrón de marcha que tenían previamente a la fractura2. La recuperación funcional depende de múltiples factores: demográficos, clínicos, funcionales, mentales, sociales y asistenciales. De entre ellos, la situación cognitiva, afectiva y el desarrollo de delirium influencian el curso clínico y la recuperación funcional a lo largo del ingreso por fractura de cadera3. El uso de psicofármacos puede desempeñar un papel importante en el proceso rehabilitador, puesto que éstos se asocian con efectos adversos a nivel del sistema nervioso central, como alteración en la cognición, en el nivel de alerta, trastornos del comportamiento, función neuro-muscular y equilibrio, pudiendo influir todo ello de forma adversa en la recuperación funcional. Sin embargo, también se ha propuesto que el uso de estas medicaciones podría resultar beneficioso gracias al control de la agitación psicomotriz, lo que frecuentemente ocasiona caídas, o a una mejor inducción del sueño, que mejoraría el rendimiento diurno4. Un estudio recientemente publicado5 con 372 pacientes concluyó que, contrariamente a la creencia común de que los psicofármacos pueden producir un efecto negativo sobre la función cognitiva de los ancianos, a largo plazo su uso resulta beneficioso. Este hecho podría beneficiar el resultado de la rehabilitación. Dada la discrepancia de los resultados previos, se realizó este trabajo para describir qué factores predicen presentar marcha independiente al alta tras la rehabilitación de la fractura de cadera y cuál es el papel de los psicofármacos en dicha recuperación.
OBJETIVOS En este estudio se pretende analizar:
MATERIAL Y MÉTODOS Diseño y lugar Se trata de un estudio observacional prospectivo, diseñado para analizar los factores que predicen presentar marcha independiente al alta en ancianos con fractura de cadera en una Unidad de Ortogeriatría. Esta unidad está ubicada en el Instituto Provincial de Rehabilitación, que pertenece al Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Consta de 14 camas a cargo de un médico geriatra, dos enfermeras y dos auxiliares de enfermería, en estrecha colaboración con médicos rehabilitadores y fisioterapeutas. Está coordinada con la Unidad de Fractura de Cadera del Hospital Gregorio Marañón, donde ingresan los pacientes ancianos con fractura de cadera y pasan el período periquirúrgico inmediato, siendo remitidos posteriormente a la Unidad de Ortogeriatría. Participantes Incluímos en este estudio a todos los pacientes remitidos a la Unidad de Ortogeriatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (hospital público universitario que cubre a los 700.000 habitantes de población del área 1 de salud de Madrid, con un 16,7 % de mayores de 64 años) durante 1 año y medio, que ingresaron para recuperación funcional tras una cirugía por fractura de cadera (intra o extracapsular). Esta unidad tiene unos criterios de inclusión y de exclusión, que son los que definen la población del estudio: Criterios de inclusión
Criterios de exclusión
Recogida de datos A su ingreso en la Unidad de Fractura de cadera del Hospital Gregorio Marañón, todos los pacientes son valorados por el médico geriatra y el rehabilitador, así como por la enfermera asignada. Se realizó evaluación diaria de las posibles complicaciones periquirúrgicas y médicas que iban apareciendo, además de coordinar el proceso rehabilitador y planificar la ubicación al alta del paciente. La recogida de datos basales sociodemográficos, funcionales, médicos, tipo de fractura, evolución, complicaciones médicas y quirúrgicas, tratamiento rehabilitador y ubicación al alta se realizó por el médico geriatra y la enfermera de Geriatría del Hospital Gregorio Marañón. Se utilizaron escalas validadas convencionales, que posteriormente describiremos, para determinar la situación basal funcional y cognitiva, así como para identificar la aparición de determinadas complicaciones durante el proceso postoperatorio. La indicación para la rehabilitación, así como su intensidad, se realizó por el médico rehabilitador durante las primeras 72-96 horas tras la intervención quirúrgica, siempre que la estabilidad clínica así lo permita. Así, los pacientes seleccionados fueron remitidos para iniciar la rehabilitación en la Unidad de Ortogeriatría situada en el Instituto Provincial de Rehabilitación, perteneciente al Hospital Gregorio Marañón. Se realizó seguimiento durante el ingreso en la Unidad de Ortogeriatría, con especial atención a la situación funcional al alta. Medidas Se analizaron variables sociodemográficas (edad, sexo, estado civil casado, institucionalización), comorbilidad (número de coenfermedades) y polifarmacia (número de fármacos), situación funcional (índice de Katz) y de la marcha (FAC: Functional Ambulation Classification), complicaciones postquirúrgicas (cuadro confusional agudo, retención aguda de orina, úlceras por presión, insuficiencia cardiaca, neumonía, etc.), consumo de psicofármacos durante la rehabilitación y tipo: tranquilizante menor, antidepresivo y neuroléptico. Las variables sociodemográficas se recogieron mediante entrevista personal con el paciente y la familia. El índice de Katz6 evalúa las actividades básicas de la vida diaria (ABVD), puntuando con 0 cuando es dependiente y 1 cuando es independiente para los ítems (aseo, vestido, transferencias, uso del WC, continencia y alimentación). La escala FAC (Functional Ambulation Classification)7 evalúa capacidad para la marcha. Puntúa con 0 cuando la marcha es nula o con gran ayuda de dos personas, 1 indica que precisa gran ayuda física de una persona, 2 indica que deambula con ligero contacto físico de una persona, 3 indica que necesita supervisión, 4 indica que el paciente camina de forma independiente en llano pero no en escaleras, y 5 indica que es capaz de caminar de forma independiente en llano y en escaleras. Así, marcha independiente al alta se define como puntuación de 4 ó 5 en el FAC. La presencia o no de demencia se recogió de la historia clínica y se corroboró mediante entrevista, aplicando criterios DSM-IV. En aquellos pacientes sin antecedente y con sospecha de demencia se realizó un test de screening, el Mini-Mental State Examination (MMSE)8, y se aplicaron criterios DSM-IV para su diagnóstico. La aparición de cuadro confusional agudo se evaluó mediante el Confussion Assesment Method (CAM)9. Los psicofármacos se clasificaron en: tranquilizantes menores (ansiolíticos, hipnóticos no benzodiacepínicos), antidepresivos (tricíclicos, tetracíclicos, inhibidores de la recaptación de neurotransmisores específicos) y neurolépticos (típicos y atípicos). Fueron considerados como psicofármacos pero no incluídos en los grupos previos: anticolinesterásicos, inhibidores de los receptores del N-metil-D-aspartato (NMDA), antiparkinsonianos y anticonvulsivantes no benzodiacepínicos. Los datos sobre el consumo basal de psicofármacos se recogieron mediante entrevista personal con el paciente y la familia en el Hospital Gregorio Marañón y los datos sobre el consumo a su llegada a la Unidad de Ortogeriatría se recogieron del informe de traslado. Los datos sobre estancia media hospitalaria se recogieron de la historia clínica, y se confirmaron por el servicio de admisión. Análisis estadístico Se realizó un primer análisis con estadísticos predictivos, calculándose la media y la desviación estándar de los datos analizados. Las variables continuas se compararon con test paramétricos o no paramétricos, según corresponda y las variables categóricas con el test de la Chi cuadrado. Se realizó un análisis de regresión logística para analizar la relación entre las variables predictoras y la recuperación de la marcha independiente al alta. Los efectos de los hipotéticos predictores fueron analizados de manera individual en un primer momento mediante análisis univariante no ajustado y posteriormente se ajustaron al resto de los factores mediante análisis multivariante. Una p , 0,05 fue considerada estadísticamente significativa. Se utilizó el programa estadístico SPSS, versión 12.0.
RESULTADOS Durante los 12 meses del estudio se incluyeron los 377 pacientes que ingresaron en la Unidad de Ortogeriatría. El 82 % eran mujeres, con una edad media de 83,3 + 7,2 años. El 59 % eran viudas y el 89 % vivían en el domicilio. Eran independientes para todas las actividades básicas de la vida diaria un 38,5 %, presentando el 90 % una marcha independiente previa. El número de coenfermedades que presentaban era de 2,9 + 1,6, presentando demencia un 21 % del total de los pacientes incluídos. Consumo de psicofármacos y diagnósticos que los justifican Del total, 200 pacientes no estaban en tratamiento con psicofármacos. 177 pacientes (el 46,9 %) tomaban psicofármacos, y 49 de ellos (el 13 % del total) tomaba dos o más psicofármacos. La figura 1 muestra el tipo de psicofármaco consumido (si excluímos del subanálisis los anticolinesterásicos, antiparkinsonianos y anticonvulsivantes).
Entre los diagnósticos que justifican su uso encontramos:
Comparación de características según consumo y tipo de psicofármaco Se compararon las características basales de los grupos según consumo de psicofármacos o no (tabla I), y posteriormente se realizó un subanálisis de las características según el tipo de psicofármaco consumido (tabla II).
Aquellos que consumen psicofármacos (frente a los que no) son en su mayoría mujeres (88 % frente al 77 %; p = 0,005), de menor edad (82,4 años frente a 84,1; p = 0,03), con peor Katz y FAC basales (4,1 frente a 4,8; p = 0,000 y 4,3 frente a 4,6; p = 0,000, respectivamente), con mayor número de coenfermedades (3,2 frente a 2,6; p = 0,000) y fármacos (4,7 frente a 3,5; p = 0,000), presentando más frecuentemente demencia (31,1 % frente a 11,5; p = 0,000) y desarrollando retención aguda de orina como complicación postquirúrgica más frecuente (13 % frente a 5,5; p = 0,01). Los pacientes que consumen antidepresivos son sobre todo mujeres jóvenes (80,9 + 5,9 años; p = 0,024) con mayor comorbilidad (3,7 + 1,9; p = 0,004) y polifarmacia (4,5 + 1,9; p = 0,015) y desarrollan con más frecuencia retención de orina (21,2 %; p = 0,0014). Las que toman neurolépticos tienen peor situación basal (Katz basal 2 + 2,3; p = 0,000) y peor marcha previa (FAC basal 4 + 0,9; p = 0,000), con mayor porcentaje de demencia (72,7 %; p = 0,000), desarrollando con mayor frecuencia cuadro confusional agudo (54,4 %; p = 0,033) y úlceras por presión (27,3 %; p = 0,005) durante el ingreso. Los pacientes que toman tranquilizantes menores desarrollan con gran frecuencia cuadro confusional agudo (38,3 %; p = 0,033) durante el ingreso. No existen diferencias significativas entre grupos respecto a la ubicación basal, estado civil, historia de caídas, tipo de fractura, antecedentes de ictus o diabetes, retraso quirúrgico y otras complicaciones postquirúrgicas como: neumonía, infección del tracto urinario, insuficiencia cardíaca, trombosis venosa profunda, tromboembolismo pulmonar, estancia hospitalaria o mortalidad. Marcha independiente al alta de la Unidad de Ortogeriatría Un 56,8 % de los pacientes analizados presentaron marcha independiente (FAC 4 ó 5) al alta de la Unidad de Ortogeriatría. De los consumidores de psicofármacos, un 52,8 % recuperó la marcha independiente al alta, en comparación a un 60 % de los pacientes que no consumían ningún tipo de psicofármaco (p 5 0,19). Si analizamos sólo aquellos pacientes que tomaban neurolépticos, el 30 % recuperó marcha independiente al alta, frente al 60,2 % de los que no tomaban neurolépticos (p = 0,001). Predictores de marcha independiente. Análisis univariado Aquellos pacientes que presentaban marcha independiente al alta (tabla III) eran más jóvenes (81,8 años de edad media), con menor frecuencia de institucionalización basal (7,3 % frente al 15,5 %; p = 0,015), en su mayoría casados (34,7 % frente al 20,7; p = 0,001), con mayor Katz (5,2 frente a 3,6; p = 0,000) y FAC basales (4,7 frente a 4,2; p = 0,000), menor número de coenfermedades (2,7 frente a 3,1; p = 0,034), menor presencia de demencia (8,2 % frente a 35,6; p = 0,000) y menor consumo de neurolépticos (5 % frente a 15,7; p = 0,001), con menor número de caídas previas (10,4 % frente a 18,8; p = 0,03). En su mayoría presentan fracturas subcapitales (54,1 % frente a 36,9; p = 0,02). Desarrollan con menos frecuencia complicaciones: cuadro confusional (6,7 % frente a 20,8; p = 0,000), retención aguda de orina (5,1 % frente a 15,4; p = 0,001) y úlceras por presión (1 % frente a 8,7; p = 0,001). Además presentan menor estancia media (21,5 días frente a 24,9; p = 0,000).
Predictores de marcha independiente. Análisis multivariado Se realizó un análisis multivariante para identificar los factores predictores de marcha independiente (FAC 4 ó 5) al alta (fig. 2), siendo la edad (OR: 1,51, IC 95 %: 0,92-0,99), la existencia de mejor situación funcional (Katz) basal (OR: 0,27, IC 95 %: 0,12-0,61) y el cuadro confusional agudo desarrollado durante el ingreso (OR: 0,36, IC 95 %: 0,148-0,885) los factores que la predicen. La independencia en la marcha previa, evaluada mediante el FAC, roza la significación como predictor de marcha independiente tras la rehabilitación (OR: 1,63, IC 95 %: 0,992-2,67, p 5 0,054). Ni el uso de psicofármacos en general ni el consumo de cada psicofármaco en particular, resulta significativo como predictor al ajustar por otros factores. Este modelo explicativo clasificaría correctamente el 75 % de los casos.
DISCUSIÓN En este estudio se demuestra que el consumo de psicofármacos no influencia de forma significativa la presencia de marcha independiente tras la rehabilitación de la fractura de cadera, y sin embargo sí lo hacen factores como la edad, el índice de Katz basal, la presencia o no de demencia o la aparición de cuadro confusional agudo durante el proceso de rehabilitación. Los siguientes hallazgos son destacables: Es llamativo el consumo de psicofármacos en la población anciana, representando en nuestra muestra casi el 47 % de los pacientes, cifra que nos debe de hacer reflexionar sobre su elevado consumo y posibles consecuencias. La asociación entre consumo de psicofármacos y fractura de cadera ha sido ampliamente descrita en la literatura en los últimos años10-16. La comorbilidad psiquiátrica es bastante frecuente en los pacientes ancianos y sobre todo en los que ingresan por fractura de cadera, que son, de por sí, más frágiles. Givens y colaboradores, describen la comorbilidad psiquiátrica en una muestra de 126 ancianos con fractura de cadera, encontrando un 36 % de diagnósticos de deterioro cognitivo, un 23 % de depresión y un 41 % de delirium durante el ingreso. Un 30 % tenían dos de los diagnósticos y un 7 % los tres17. En la revisión sistemática realizada por Holmes y col. sobre enfermedades psiquiátricas y fractura de cadera, se describe una prevalencia del 9-47 % de depresión, del 43-61 % de delirium y del 31-88 % de deterioro cognitivo18. En nuestro estudio, la prevalencia de patología psicogeriátrica es bastante similar, siendo destacable la cifra de transtornos del sueño (67,7 %). Además, la existencia de estas patologías está asociada con mayor deterioro funcional, marcha más dependiente y nueva institucionalización o muerte al mes de producirse la fractura17. La gran incidencia de comorbilidad psiquiátrica origina los altos índices de prescripción de psicofármacos que encontramos en la población anciana. En ancianos residentes en la comunidad, encuestados para un estudio realizado en Estados Unidos en 1996 sobre consumo de psicofármacos, se observó que un 19 % consumía psicotrópicos, siendo los antidepresivos los más consumidos (9,1 %), por delante de los ansiolíticos (7,5 %) y los hipnóticos (4,8 %)19. Estas cifras serían aún mayores si se hubiera incluído en el estudio a la población institucionalizada. Existen muchos estudios sobre el uso de psicofármacos y su relación con caídas y fracturas10-16, 20, 21, pero apenas se ha investigado sobre el uso de estos fármacos y la recuperación funcional en ancianos con fractura de cadera22. En nuestro estudio, no hubo diferencia en el porcentaje de marcha independiente al alta entre los pacientes consumidores de psicofármacos y los no consumidores. Este porcentaje es mayor en los no consumidores, pero la diferencia no es estadísticamente significativa. El hallazgo queda evidenciado de nuevo en el análisis multivariante, en el que al ajustar por otras características (edad, sexo, ubicación basal, Katz y FAC basales, demencia y cuadro confusional agudo) el consumo de psicofármacos no predice la marcha independiente al alta. La ausencia de diferencias en recuperación entre los consumidores y los que no, es un hallazgo no esperado, aunque ya descrito en la literatura22, porque tradicionalmente este tipo de fármacos eran considerados obstáculos para la rehabilitación, debido a sus potenciales efectos adversos o por las enfermedades subyacentes que debían ser tratadas con los mismos. Por otro lado, al analizar la relación entre presencia de marcha independiente al alta y factores predictores de dicha recuperación, en nuestro estudio, el ser anciano joven, con buena situación basal previa a la fractura, en ausencia de demencia y de la aparición de cuadro confusional agudo durante el ingreso, se asocian con mayor probabilidad de presentar marcha independiente tras la rehabilitación de una cirugía de fractura de cadera. Estos resultados son semejantes a los publicados en la literatura, aunque con alguna diferencia. Un ejemplo es el estudio llevado a cabo por Koval y colaboradores23 sobre predictores de recuperación funcional a los uno, tres, seis y doce meses tras la fractura de cadera, que mostró la edad por encima de 85 años, vivir solo o padecer más de una enfermedad asociada, como los factores basales que no predicen recuperación funcional a medio plazo. En la revisión llevada a cabo por Alarcón y col., los factores de la esfera psicogeriátrica asociados a recuperación funcional al alta son: la ausencia de enfermedad psiquiátrica previa, ausencia de deterioro cognitivo previo, la ausencia de delirium post-fractura y las altas expectativas personales y motivación para la recuperación3. Es destacable también el estudio de Yichoyaou y colaboradores24, que asocia el estado motor previo y no el nivel cognitivo, con la recuperación funcional, realizando un subanálisis de los pacientes con demencia, siendo aquellos que realizaban una vida más activa los que se asocian con mayor probabilidad de recuperación. En nuestro estudio, la ausencia de demencia por sí misma resultó predictor de presentar marcha independiente a corto plazo. Por otra parte, ni antidepresivos ni tranquilizantes menores se asocian con no presencia de marcha independiente al alta, sin embargo, el uso de neurolépticos se asoció con menor probabilidad de recuperar la marcha independiente en el análisis univariado. Esto pudiera explicarse por el hecho de que los pacientes adecuadamente tratados con antidepresivos o tranquilizantes menores eran menos proclives a desarrollar depresión, ansiedad o trastornos del sueño durante el período de rehabilitación, sin embargo, aquellos pacientes tratados con neurolépticos lo son probablemente debido a trastornos conductuales en pacientes con demencia o a delirium, y ésta es en sí misma una población asociada a menor recuperación de la marcha independiente. Este hallazgo se asocia con el resultado de un estudio reciente que evalúa el papel de la depresión en la rehabilitación de la fractura de cadera, que muestra que los pacientes tratados tienen mejor resultado que los no tratados, aunque tan sólo evaluó el papel de la depresión y su tratamiento, no haciendo mención a otros psicofármacos25. Otro hallazgo interesante de este estudio es la ausencia de asociación entre la comorbilidad y la recuperación de la marcha independiente, ya descrita en estudios previos22, 26, 27; todo ello a pesar de que el riesgo de caídas aumenta con el número de coenfermedades (enfermedad cardiovascular, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, diabetes, enfermedad cerebrovascular, enfermedad de parkinson...) y con el uso de psicofármacos28, 29. El estudio tiene algunas limitaciones que deben ser tenidas en cuenta para la correcta interpretación de los resultados. Se trata de un estudio observacional prospectivo, sin poder obtener al respecto resultados de causalidad. No se dispone de información respecto a la dosis utilizada de cada fármaco, ni la duración de los tratamientos, ni la gravedad de la patología que los motiva. Este aspecto resulta importante porque tanto la dosificación y duración del tratamiento, como el diagnóstico que lo motiva y su gravedad pueden influir de manera positiva o negativa en la presencia de marcha independiente al alta, como se demuestra en otros estudios30-35, aspecto no valorado en este estudio. Por último, a la hora de generalizar los resultados, hay que tener en cuenta que se trata de una población seleccionada, puesto que se incluye a los pacientes que van a hacer rehabilitación a la Unidad de Ortogeriatría (casi un 65 % del total), lo que puede infraestimar el porcentaje de consumo global de psicofármacos en la población anciana con fractura de cadera, puesto que aquellos que no son traslados (cumplen los criterios de exclusión anteriormente expuestos) son pacientes más frágiles y probablemente más polimedicados.
CONCLUSIONES El uso de psicofármacos durante el proceso rehabilitador en pacientes con cirugía de fractura de cadera, no influencia de forma significativa en resultado funcional al alta de la Unidad de Ortogeriatría. La marcha independiente al alta tras la fractura de cadera en ancianos, es determinada por factores como la edad, el índice de Katz basal, la presencia o no de demencia o la aparición de cuadro confusional agudo durante el proceso de rehabilitación.
BIBLIOGRAFÍA 1. Álvarez-Nebreda ML, Jiménez AB, Rodríguez P, Serra JA. Epidemiology of hip fracture in the elderly in Spain. Bone 2008; 42: 278-285. 2. Vidán M, Serra JA, Moreno C, Riquelme G, Ortiz J. Efficacy of a comprehensive geriatric intervention in older patients hospitalized for hip fracture: a randomized, controlled trial. J Am Geriatr Soc 2005; 53: 1476-1482. 3. Alarcón T, González-Montalvo JI. Fractura osteoporótica de cadera. Factores predictivos de recuperación funcional a corto y a largo plazo. An Med Interna (Madrid) 2004; 21: 87-96. 4. Adunsky A, Hershkowitz M. The role of psychotropic drugs in the elderly with hip fractures. Clin Rehabil 1993; 7: 135-8. 5. Allard J, Artero S, Ritchie K. Consumption of psychotropic medications in the elderly: a re-evaluation of its effect on cognitive performance. Int J Geriatr Psychiatry 2003; 18: 874-8. 6. Katz S, Ford AB, Moskowitz RW, et al. The index of ADL. A standarized measure of biological and psychosocial function. JAMA 1963; 185: 914-19. 7. Holden MK, Gill KM, Magliozzi MR, et al. Clinical gait assessment in the neurologically impaired. Reliability and meaningfulness. Phys Ther 1984; 64: 65-40. 8. Folstein MF, Folstein SE, McHugh PR. «Mini-mental state». A practical method for grading the cognitive state of patients for the clinician. J Psychiatr Res 1975; 12: 189-98. 9. Inouye SK, van Dyck CH, Alessi CA, et al. Clarifying confusion: The confusion assessment method. A new method for detection of delirium. Ann Intern Med 1990; 113: 941-948. 10. Hugenholtz GWK, Heerdink ER, van Staa TP et al. Risk of hip/femur fractures in patients using antipsychotics. Bone 2005; 37: 864-70. 11. Liu B, Andersosn G, Mittmann N, et al. Use of selective serotonin-reuptake inhibitors or tricyclic antidepressants and risk of hip fractures in elderly people. Lancet 1998; 351: 1303-07. 12. Pacher P, Ungvari Z. Selective serotonin-reuptake inhibitor antidepressants increase the risk of falls and hip frac-tures in elderly people by inhibiting cardiovascular ion channels. Medical Hypotheses 2001; 57(4): 469-71. 13. Cumming RG, Le Couteur DG. Benzodiazepines and risk of hip fractures in older people: a review of the evidence. CNS Drugs 2003; 17(11): 825-37. 14. Hubbard R, Farrington P, Smith C et al. Exposure to tricyclic and selective serotonin reuptake inhibitor antidepressants and the risk of hip fracture. Am J Epidemiol 2003; 158: 77-84. 15. Ensrud KE, Blackwell T, Mangione CM et al. Central nervous system active medications and risk of fractures in older women. Arch Intern Med 2003; 163: 949-57. 16. Wang PS, Bohn RL, Glynn RJ et al. Zolpidem use and hip fractures in older people. J Am Geriatr Soc 2001; 49(12): 1685-90. 17. Givens JL, Sanft TB, Marcantonio ER. Functional recovery after hip fracture: the combined effects of depressive symptoms, cognitive impairment and delirium. J Am Geriatr Soc 2008; 56(6): 1075-9. 18. Holmes JD, House AO. Psychiatric illness in hip fracture. Age and ageing 2000; 29: 537-46. 19. Aparasu RR, Mort JR, Brandt H. Psychotropic prescription use by community-dwelling elderly in the United States. J Am Geriatr Soc 2003; 51: 671-7. 20. Ensrud KE, Blackwell TL, Mangione CM, et al. Study of Osteoporotic Fractures Research Group. Central nervous system active medications and risk for falls in older women. J Am Geriatr Soc 2002; 50: 1629-37. 21. Ensrud KE, Blackwell TL, Mangione CM, et al. Study of Osteoporotic Fractures Research Group. Central nervous system active medications and risk for fractures in older women. Arch Intern Med 2003; 163: 949-57. 22. Shiri-Sharvit O, Arad M, Mizrahi EH, Fleissig Y, Adunsky A. The association between psychotropic medication use and func-tional outcome of elderly hip-fracture patients undergoing re-habilitation. Arch Phys Med Rehabil 2005; 86: 1389-93. 23. Koval KJ, Skovron ML, Aharonoff GB, et al. Predictors of functional recovery after hip fracture in the elderly. Clin Orthop 1998; 348: 22-8. 24. Yichayaou B, Josef G, Boris E, et al. Functional gain of hip fracture patients in different cognitive and functional groups. Clin Rehabil 2002; 16: 321-328. 25. Muller-Thomsen T, Tabrizian S, Mittermeier O. The role of depression in rehabilitation of geriatric patients with hip fracture. Z Gerontol Geriatr 2003; 36: 138-42. 26. Bernardini B, Meinecke C, Pagani M, et al. Comorbidity and adverse clinical events in the rehabilitation of older adults after hip fracture. J Am Geriatr Soc 1995; 43: 894-8. 27. Cameron I, Crotty M, Curie C, et al. Geriatric rehabilitation following fractures in older people: a systematic review. Health Technol Asses 2000; 4: 1-111. 28. Lawlor DA, Patel R, Ebrain S. Association between falls in elderly wo-men and chronic disease and drug use. Cross sectional study. BMJ 2003; 327: 712-5. 29. Leipzig RM, Cumming RG, Tinetti ME. Drugs and falls in older people: a systematic review and meta-analysis: I. Psychotropic drugs. J Am Geriatr Soc 1999; 47: 30-9. 30. Müller-Thomsen T, Tabrizian S, Mittermeier O. The role of depression in rehabilitation of geriatric patients with hip fracture. Z Gerontol Geriatr 2003; 36(2): 138-42. 31. Lenze EJ, Munin MC, Dew MA et al. Adverse effects of depression and cognitive impairment on rehabilitation participation and recovery from hip fracture. Int J Geriatr Psychiatry 2004; 19(5): 472-8. 32. Hershkovitz A, Kalandariov Z, Hermush V et al. Factors affecting short-term rehabilitation outcomes of disabled elderly patients with proximal hip fracture. Arch Phys Med Rehabil 2007; 88(7): 916-21. 33. Rolland Y, Pillard F, Lauwers-Cances V et al. Rehabilitation outcome of elderly patients with hip fracture and cognitive impairment. Disabil Rehabil 2004; 26(7): 425-31. 34. Voshaar RCO, Banerjee S, Horan M et al. Fear of falling more important than pain and depression for functional recovery alter surgery for hip fracture in older people. Psychological Medicine 2006; 36: 1635-45. 35. Gruber-Baldini AL, Zimmerman S, Morrison S et al. Cognitive impairment in hip fracture patients: timing of detection and longitudinal follow-up. J Am Geriatr Soc 2003; 51: 1227-36.
|