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Informaciones

Psiquiátricas

2020 - n.º

240

15

Los registros: neurobiología

y terapia

Los aspectos neurobiológicos correspon-

dientes a las prácticas espirituales y religio-

sas enfocadas al trabajo y acción terapéu-

tica sobre el self han sido profundamente

estudiados. Algunos textos recientes reco-

gen, al lado de otros muchos, tales estu-

dios (13) y (14). Las aportaciones de es-

tos estudios abarcan muy diversos aspectos

de la neurobiología que se benefician de

prácticas espirituales bien realizadas. Es-

tos aspectos comprenden por ejemplo, la

mejora en la mielinización de los circuitos

cerebrales (15), la regulación de procesos

inflamatorios (16), la consolidación de los

telómeros cromosómicos (17), la regulación

cardiovascular (18), la actuación beneficio-

sa en la regulación génica (19), o la mejora

en la conectividad de las redes neuronales

cerebrales (20). En general, se trata de las

acciones que compensan los afectos nocivos

del stress (21).

En lo que se refiere a estados mentales y

las modificaciones correspondientes a es-

tas prácticas espirituales se han estudiado

muy concretamente los diferentes estados

de la mente y las características que pre-

sentan (22). En muchos casos estos es-

tudios han abundado en consideraciones

terapéuticas (23).

Debe quedar claro que el recurso a es-

tas prácticas espirituales y religiosas y sus

claros beneficios psicosomáticos, debe ser

siempre una acción complementaria a las

terapias que la neurobiología clínica esta-

blezca y nunca un intento de interferir en

ellas o substituirlas. Es en este sentido que

el acceso ponderado a estos ejercicios sobre

el self hoy se ve facilitado en hospitales ge-

nerales de muchos países.

Adiós, ideología, adiós

Permítaseme concluir esta breve revisión

del tema de los aspectos terapéuticos de es-

piritualidades y religiones, con un comenta-

rio que afecta a las dimensiones ideológicas

y sociales del tema.

En las culturas en general, los aspectos

sociales van íntimamente unidos a los reli-

giosos y espirituales en formatos diversos.

La cultura europea, a partir de la Ilustración

generó una separación entre lo laico y lo

religioso estableciendo entre ellos una sepa-

ración hostil. En la medida en que en Euro-

pa lo espiritual andaba unido a lo religioso

cristiano, la espiritualidad quedó marginada

y relegada a la categoría de superestructura

inútil. Quedó así establecido un rechazo ofi-

cial a lo religioso/espiritual con fundamen-

tación ideológica. En este rechazo jugó un

papel importante el justificado rechazo al

poder civil ejercido desmesuradamente por

las instituciones religiosas cristianas.

Nos hallamos hoy ante un nuevo paradig-

ma. El poder religioso ha entrado en explica-

ble crisis en Occidente. Ello supone cambios

importantes en la valoración desacompleja-

da del hecho religioso y espiritual. Existen

sociedades en las que lo civil y lo religioso

conviven en paz. Gran Bretaña, por ejemplo,

una de las democracias más antiguas y ma-

duras de Europa, tiene a su Jefe de Estado

como cabeza de su Iglesia, a su clero como

funcionario del Estado, y a 26 obispos en la

Cámara de los Lores. En nuestro país, con

importantes anticuerpos culturales ante lo

religioso, esto sería inconcebible. Las socie-

dades civiles occidentales, por otra parte, se

interesan por la espiritualidad, no precisa-

mente religiosa y, huérfanas de su propia y

rica tradición, buscan en Oriente sus inspi-

raciones espirituales. En este caso la ideolo-

gía antirreligiosa no tiene por qué aplicarse

LA SALUD ESPIRITUAL, ¿EL FACTOR OLVIDADO?