INFORMACIONES PSIQUIÁTRICAS 227 - page 14

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Informaciones
Psiquiátricas
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factores que influirían negativamente en el
hecho de que la persona diagnosticada de
esquizofrenia con delirios persecutorios pue-
da corregir sus “sesgos de personalización”.
El primero estaría marcado por una fuerte
tendencia a “cerrarse” ante las opciones que
desacrediten la culpabilidad del otro, aspec-
to que vendría expresado en conductas mar-
cadas por la intolerancia o ambigüedad. El
segundo tendría que ver con la presencia de
déficits en teoría de la mente. En este sen-
tido se han podido corroborar la existencia
de claras asociaciones, por un lado, entre la
ya mencionada tendencia a “cerrarse” y los
delirios persecutorios (Bentall y Swarbrick,
2003) y, por otro lado, entre los déficits en
teoría de la mente y los sesgos de persona-
lización (Randall, Corcoran, Day y Bentall,
2003). Se ha encontrado también que las
personas diagnosticadas de esquizofrenia
que sufren delirios persecutorios muestran, a
parte del mencionado sesgo de persecución,
otros sesgos cognitivos como la tendencia a
“saltar rápidamente a las conclusiones” y a
“demostrar la realidad de sus sesgos” (Free-
man, 2007).
Tal y como apuntan Ruiz y cols (2006), el
estilo atribucional característico de la sin-
tomatología paranoide contribuye a la exa-
cerbación de dichos síntomas en el caso de
la esquizofrenia. Este estilo atribucional se
caracteriza por una tendencia a exagerar,
distorsionar o centrarse de forma selectiva
en los aspectos hostiles o amenazantes de
los demás (Fenigstein, 1997), siendo el en-
fado, el asco y el desprecio las emociones
que habitualmente se asocian a la hostilidad
(Brummett y cols, 1998). Cabe recordar que
estas son las emociones ante las que mues-
tran mayores dificultades de interpretar las
personas diagnosticadas de esquizofrenia.
Por tanto, se puede concluir que los déficits
en percepción emocional (Davis y Gibson,
2000) y el peculiar estilo atribucional previa-
mente mencionado (Kohler y cols, 2003), son
los principales factores que contribuyen a la
exacerbación de los síntomas paranoides.
Evidencias empiricas acerca
de la relacion entre cognicion
social y neurocognicion
Como refieren Ruiz y cols (2006), la yux-
taposición de este constructo con la neuro-
cognición también puede ayudar a la mejor
comprensión de ese concepto, ya que, con-
trariamente a la cognición social, la neu-
rocognición hace referencia al conjunto de
procesos cognitivos básicos que se encuen-
tran libres de contenido social. Por tanto, las
diferencias entre cognición social y no social
vienen marcadas por el tipo de estímulos a
los que hacen referencia y porque son per-
cibidos de forma diferente. Pero, a pesar de
las diferencias entre neurocognición y cog-
nición social previamente planteadas, para
poder procesar información social es necesa-
rio que actúen varias funciones neurocogni-
tivas (Palha, 2008). Así se ha podido com-
probar que el procesamiento cognitivo social
se encuentra significativamente asociado a
procesos tales como la atención (Toomey,
Seidman, Lyons, Faraone y Tsuang, 1999), la
memoria verbal (Corrigan, 1997), la memoria
de trabajo (Carlson y cols, 1999) y el funcio-
namiento prefrontal (Brunet, Sarfati, Hardy-
Bayle y Decety, 2000), entre otros.
Aun así, la relación entre neurocogni-
ción y cognición social todavía no parece
estar totalmente clara (Brekke, Hoe, Long
y Green, 2007). Por un lado, se observan
diversas áreas que se relacionan, por otro,
ya desde la década de los ochenta algunas
investigaciones encontraron que, a pesar de
que se trata de constructos asociados, son
Carlos Rebolleda Gil
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